SANTO DOMINGO. En medio de la consternación y muestras de dolor familiar, quienes claman por justicia, y el ritual de los amigos y allegados, que rociaron con cerveza el ataúd, fueron sepultados ayer los restos del joven Fernelis Carrión Saviñón, de cuyo asesinato se acusa a un sacerdote.
Alas 8:30 de la mañana del pasado viernes, Carrión Saviñón, de 16 años, salió de su casa a bordo de un taxi, sin decir hacia dónde se dirigía. Partió desde su residencia en el sector Los Compadres de Santa Cruz en Santo Domingo Norte. El adolescente era monaguillo y tenía una relación cercana con el cura Elvin Taveras Durán, con quien fue visto por última vez.
“Él le pidió mi número a su abuela para que yo lo llevara a una iglesia. Yo no sabía para dónde iba”, contó vía telefónica el taxista José Altagracia Molina, vecino de los familiares, y quien llevó a Carrión Saviñón hasta Hainamosa en Santo Domingo Este, donde se reuniría con el cura.
El taxista lo condujo a la calle Padres y Aulas en Los Rosales de Hainamosa, y al llegar, el adolescente llamó a alguien para que pagara la tarifa.
“El padre salió, y le entregó los trescientos pesos en el portón. El muchacho cogió los trescientos pesos y me los entregó”, detalló Molina, taxista de confianza de la abuela de Carrión Saviñón, y a quien le habría resultado extraña la forma de actuar del sacerdote Taveras en aquel momento.
Sin embargo, Alexander Saviñón sostuvo que nunca observó “nada extraño” entre el sacerdote Taveras y su hermano menor.
“Era un trato entre monaguillo y sacerdote”, definió Saviñón, impactado por el asesinato de su hermano, cuyo cuerpo fue hallado en Sabana Grande de Boyá el domingo, luego que el sacerdote ofreciera la información a los investigadores de la Policía Nacional.
“El que llevaba el caso nos dijo: ya él (sacerdote) dijo todo. Y nos enseñó la foto del occiso”, reveló Saviñón, mientras aguardaban por el cadáver de su hermano para el velatorio en casa de su abuela en el sector La Marina de Villa Mella.
Señaló, además, que el cura Taveras Durán era conocido por la familia que asistía a la parroquia San Nicolás de la urbanización Máximo Gómez, donde este oficiaba las misas.