La escena podría hacer sucedido en cualquier calle de Madrid. Por ejemplo. Ese conductor que se toca con el de delante porque ha frenado algo más de lo normal, se pone nervioso, le alcanza y da un volantazo a la derecha para echar de la carretera al otro colega. ¿Se imaginan? ¿Lo han visto alguna vez? Pues ahora pongan en cada coche a dos campeones del mundo de Fórmula 1, a dos tios que tienen siete títulos entre los dos: Lewis Hamilton y Sebastian Vettel.
La cosa es que de repente Vettel se volvió loco en el GP de Azerbaiyán. Era el momento del segundo safety car, el británico de Mercedes frenó algo más de lo habitual, cuando ya se había ido el coche de seguridad (por tanto era el dueño del ritmo de carrera en ese momento) se supone que para mantener la temperatura de sus neumáticos, aunque también para poner nervioso a su rival. El alemán de Ferrari no se da cuenta porque iba demasiado cerca y se choca, alerón delantero contra difusor trasero. Se enfadó Vettel tanto que se equiparó con el Mercedes y le golpeó rueda con rueda, un gesto que podría ser motivo de descalificación. La FIA decidió aplicarle un ‘Stop & Go’ de 10 segundos que le obligó a pasar por boxes justo cuando Hamilton pasaba por boxes para arreglar su asiento.
Los trozos de sus monoplazas fueron después la causa de los pinchazos posteriores de varios monoplazas. Aunque también había de otros incidentes anteriores como los de los Force India o Kimi Raikkonen. Consecuencia: bandera roja y todos los coches a la calle de boxes.
Y Vettel investigado y castigado. Hamilton quizá no hizo una acción demasiado elegante, o nada ética, pero irte a por un coche de esa manerea…. El inglés ha conseguido poner nervioso al tetracampeón.