Esta vez el motor de McLaren era el bueno, el mejor. Y se llama Thomas Alexander Stallard, Tom para los amigos, un británico de Londres que ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín para Gran Bretaña con el equipo de su país. Y fue vital para que McLaren lograse la victoria, para que ganase de nuevo al resto de equipos de Fórmula 1.
Fue en la regata de escuderías, un evento que se ha puesto de nuevo en marcha este año y que fue habitual en la década de los noventa en el canal de remo de los Juegos de Montreal, justo detrás de los boxes en el circuito Gilles Villeneuve.
Todos los equipos participantes (Ferrari, Mercedes y Force India no quisieron entrar en el juego) tenían un kit de preparación de balsas, y tenían una hora para construirla junto a otros materiales propios. Después llegó la carrera y desde el principio se destacó McLaren. Toro Rosso, el equipo de Sainz fue segundo y Sauber tercero. Podio español, dirán las bromas.
Participó también un equipo de la FIA y otro de Liberty con Ross Brawn, y Sean Bratches a la cabeza. Incluso Charlie Whiting supervisaba la carrera, como en la F1. Eric Boullier, el jefe de la escudería, se quiso acordar de Alonso: «Hemos ganado, así que ahora Fernando tiene que quedarse». Veremos si al asturiano le vale con esta demostración. Pero al menos los integrantes del equipo se llevaron una pequeña (o grande) alegría dentro de estos años tan pobres en la F1. Congrats McLaren Honda.