Almagro se retira entre lágrimas y Feliciano gana a Ferrer

Nico Almagro no pudo finalizar su partido contra Del Potro correspondiente a la segunda ronda de Roland Garros tras recaer de una lesión en la rodilla que ya le obligó a retirarse en Roma contra Rafa Nadal también en segunda ronda. 

El tenista murciano finalizó el duelo entre lágrimas, llorando amargamente, cuando había empatado en el segundo set el primero logrado por el argentino (3-6, 6-3 y 1-1). Del Potro consoló a Almagro tras el duelo sentándose junto a él y tratando de acompañar al español en su frustración. Después del Masters 1.000 italiano, Almagro se sometió a unas pruebas que revelaron que no tenía nada grave y por eso acudió a París, pero lo sucedido este jueves no augura nada bueno. Del Potro se enfrentará en tercera ronda al ganador del partido entre Murray y Klizan.

Feliciano gana a Ferrer en un trhiller

El duelo español de la jornada, entre David Ferrer y Feliciano López, cayó del lado del segundo en un partido igualadísimo que se resolvió en cinco sets: 7-5, 3-6, 7-5, 4-6 y 6-4. El toledano sumó 66 golpes ganadores, 21 más que el alicantino y 11 saques directos en un duelo que tuvo 49 intercambios de nueve o más golpes. En la primera manga, Feliciano rompió dos veces el servicio de Ferrer y este le devolvió ‘el favor’ en a segunda. Todo apuntaba a un encuentro largo y así fue. En el quinto set, hubo hasta cinco breaks, y López se apuntó el definitivo en el décimo juego para alzarse con la victoria. Se enfrentará en tercera ronda al croata  Marin Cilic.

«Ha sido un partido muy duro y Feli ha jugado muy bien. Perder tres veces el saque en el quinto set enfada a cualquiera. Por fallos míos, además», dijo Ferrer tras el partido. «Al menos he perdido con un amigo», se consoló el de Jávea, que quiere «recuperar la consistencia y la regularidad». «Estoy contento con mi carrera, hubiera firmado jugar la final de Roland Garros, estar en siete Masters y ser top-10». Sobre el hecho de haber tenido que jugar en una pista pequeña, la 3, David no tiene queja: «Ni antes me creía el mejor ni ahora un mal jugador. Me da igual jugar en la pista 17 que en la central, aunque a todo el mundo le gusta actuar en una buena plaza de toros». Pese a este revés, no pierde la ilusión: «El día que no tenga la convicción que puede jugar a buen nivel, haré otra cosa». 

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