El británico Andy Murray, número uno del mundo, reconoció que el aspecto táctico ha sido crucial en su juego desde que comenzó a jugar y reconoció que «ambiciona» ganar el Roland Garros, que comienza este domingo.
«La táctica ha sido muy importante en mi juego desde que era pequeño. Yo no era fuerte en el servicio y otros jugadores golpeaban la bola más fuerte que yo», dijo Murray en una entrevista publicada este jueves en el diario francés «Le Figaro».
Recordó su paso por la academia de Emilio Sánchez-Vicario y Sergio Casal, en Barcelona, donde, con 15 años, evolucionó jugando contra «chavales más grandes y más fuertes» que él.
Murray, que defenderá en París su corona mundial ante jugadores como Rafael Nadal (nueve veces ganador del torneo) y el serbio Novak Djokovic (vigente campeón), contó que trabaja en el equilibrio psicológico en la cancha.
«Cuando no estoy en una pista, no me irrito. No sé qué me pasa cuando entro en una. Cuando juego es como si mi existencia dependiese de ello. A veces la frustración toma la delantera», señaló el tenista, quien realzó que en los últimos tres años ha progresado para atenuar esos desequilibrios.
Número uno del mundo desde noviembre de 2016, cuando tomó la corona en el torneo 1.000 de Bercy (París), asumió que una mentalidad ambiciosa ha sido clave para subir a la cumbre del tenis y rememoró lo duro que fue quitarse el sambenito de perdedor de torneos.
Recordó que un punto de inflexión fue el triunfo en Wimbledon de 2012, cuando se libró de un peso «enorme».
«En cada entrevista me hablaban de eso (derrotas) constantemente, aunque quieras evitarlo tu cerebro comienza a centrarse en ello. Si yo te hablo de un elefante rosa, lo primero que harás es pensar en uno», expuso.
No obstante, reveló que también le costó digerir esa victoria, pues, una vez alcanzado ese objetivo, se había quedado sin un faro.
Este Roland Garros, el escocés, de 30 años, lo afronta con la «ambición» de ganarlo, pues nunca lo ha hecho en su carrera.
Su preparación para esta cita, sin embargo, ha sido discreta, pues ha caído en Montercarlo, Barcelona y Roma.