La lógica retirada de Alonso

No suelo lograrlo, dejar el corazón a un lado, ya saben, eso de escribir con la cabeza haciendo que las entrañas queden atrapadas en el universo de la razón. No puedo. Casi nunca. Pero lo voy a intentar. O no… La cosa es que desde hace tiempo tengo la sensación de que estamos viviendo la última temporada de Fernando Alonso en Fórmula 1, la progresiva desaparición, el desenlace último de uno de los mejores deportistas españoles de la historia. ¿El mejor? No lo sé. Yo solo digo que mejor que Nadal. Por ejemplo. Abro paraguas. Y es que Fernando, equivocado por las circunstancias, dejó Ferrari como no podía ser de otra manera y se metió en el proyecto de McLaren Honda, una aventura que le ha salido mal. Es así. No se puede decir otra cosa.

Con el abrazo suicida de una escudería que fue tan grande y un motorista que venía de una leyenda por casualidad, Fernando está viviendo sus últimos momentos en el deporte que le ha hecho grande. Esto que leen es lo que dice la lógica. Porque Alonso habla de que el próximo año estará en un coche campeón o no estará. Veamos opciones. Coches ganadores: Mercedes, Ferrari y Red Bull. Los primeros le han podido fichar dos veces y no han terminado de apostar por el asturiano al mil por mil, ¿echarán a Bottas que es el protegido de Wolff? ¿A Hamilton que es… Hamilton? Vayamos a Ferrari, ¿imaginan una pareja con Vettel? Sería increíble. Eso. ¿Red Bull? Creen ciegamente en Verstappen. ¿Un regreso a Renault? Aún les falta para tener un coche ganador. ¿Seguir en McLaren Honda? Y yo… que no paro de hacerme preguntas estúpidas. En fin. Tendrían que pasar muchas cosas para ir a uno de esos equipos. Posible es, pero poco probable. Es Alonso, el mejor piloto del mundo, y si de verdad quisieran ganar por encima de todas las cosas cualquiera de esas escuderías pondría todo por él. Pero esto es F1, un negocio, un espectáculo. Y en este deporte al mejor de los mejores le están empujando a la puerta de salida. Esa es la lógica, así de triste. Aunque quizá… perdón, estaba dejando escapar al corazón.

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