Jaime Lacadena: “España es un país iberoamericano que está en pleno continente europeo”

SANTO DOMINGO. Nueve años después de su primer destino en República Dominicana, a la que llegó como cónsul, Jaime Lacadena se despide. El hasta ahora Embajador de España en el país es requerido de vuelta en el Ministerio, en Madrid, desde donde trabajará temas relacionados con Iberoamérica.

“Me voy con muchísima pena, siempre es duro irse de cualquier país. Con los recuerdos, amigos, pero aquí hay muchas más vivencias. Y queriendo apoyarlos desde mis nuevas funciones… el Presidente me ha agradecido mucho el apoyo que siempre les he dado, y es verdad, lo he hecho de corazón”.

–¿Cómo ha sido la evolución en cuatro años de la relación entre los dos países?

Es una Embajada en un país en el que existe una colectividad de 26.500 españoles inscritos, con un aumento muy notable en los últimos años, lo cual ayuda a la institucionalidad de la propia colectividad española. No es solo una Embajada, digamos “económica”. Es una colectividad no solo numerosa en proporción al tamaño del país, sino importante en la influencia que tienen los españoles, el respeto, la admiración que se tiene por la colectividad española y el peso económico, político, cultural y social que tiene. Ese es un factor muy importante en la Embajada.

–La diplomacia mundial es cada vez más una diplomacia con mandato más comercial que estratégico o político…

Obviamente, esta Embajada tiene un componente comercial, empresarial y económico muy notable. Aunque comercial no tanto, porque desgraciadamente las relaciones comerciales entre España y las naciones de América Latina son mucho menores de lo que los números de nuestras inversiones podrían hacer esperar. Pero es una Embajada económica también en la medida en que surgen a veces asuntos en los que tenemos que tratar con las autoridades dominicanas en busca de la solución de alguna cuestión. Se lo dije al Canciller Morales Troncoso en su momento, que jamás diría en público una expresión negativa hacia la República Dominicana en ningún aspecto. Pero, que a cambio de eso, quería tener un diálogo franco, un diálogo de confianza, fluido sobre cualquier asunto que en un momento dado podría inquietarnos a nosotros o inquietar al gobierno. Y eso ha funcionado con los tres cancilleres con los que hemos tenido ocasión.

–Tres cancilleres de perfiles muy diferentes, además.

Sí. A Carlos Morales realmente le guardo un gran afecto, tengo un gran recuerdo y fue una lástima su pérdida. Lo conocí cuando yo era cónsul aquí, y encontrarme de vuelta con él cuando presenté credenciales al Presidente Leonel Fernández fue muy bueno. Con Andrés Navarro la relación fue igualmente extraordinaria, hoy día es un gran Ministro de Educación y fue un gran canciller. En Relaciones Exteriores sus puertas siempre estuvieron abiertas para mí y creo que para el resto de los embajadores también. Establecimos con el entonces ministro García Margallo un mecanismo de diálogo precisamente enfocado en el sector empresarial, en las inversiones españolas para estudiar juntos y apoyarnos mutuamente en aquellos conflictos o situaciones en las que podía haber alguna dificultad. Desde la primera reunión Navarro incorporó representantes de otros sectores, no solamente de los sectores económicos del gobierno sino también de los sectores jurídicos, de fomento de inversiones, y realmente eso funcionó. Hoy en día con Miguel Vargas tengo una relación personal muy estrecha también, y el diálogo es franco, es fluido, y en ese sentido, siento que a lo largo de toda mi misión, he sido honrado con la amistad de los tres cancilleres y al mismo tiempo, como Embajada de España hemos recibido un apoyo permanente.

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