'Jimbo' Munar: "Estoy hasta contento de sufrir inocentadas"

«¡Estoy hasta contento de que me hagan alguna inocentada!». Sonríe Jaume Munar, de 19 años y 245 del mundo, cuando se le pregunta por ello. Tuvo que hacer un discurso en la cena oficial ante el mismísimo Novak Djokovic, el veterano (34 años) Marc López le lleva al lado de traductor y en la eliminatoria de Vladivostok, frente a Rusia a la que acudió como sparring, le sumergieron en una piscina de hielo. Es el precio que debe pagar el novato.

Conchita Martínez llamó a Munar, un jugador formado en el Centro de Alto Rendimiento de la Federación, al recibir negativas de los veteranos para jugar los cuartos de final de la Davis en Serbia después de que se supiera que Rafa Nadal y Roberto Bautista no irían. Tenía a 16 jugadores (sin incluir a Pablo Carreño y Albert Ramos) por delante de él en el ránking. «Es muy especial. He jugado en todos los equipos inferiores y he sido campeón de la Copa Davis júnior. Así que va a ser una experiencia inolvidable», dice.

Siendo mallorquín, de Santanyí, y teniendo en su tierra dos números uno como Rafa Nadal y Carlos Moyá, las comparaciones se han hecho inevitables. Más desde que disputara la final de Roland Garros júnior en 2014 frente al ruso Andrei Rublev. Nadal le ha echado siempre una mano, en 2015 formó dobles con él en Hamburgo y consiguió que KIA, marca que apostó por él desde sus inicios, también apoyara a su paisano. «Tengo a Rafa muy cerca en Mallorca, convivo con él bastantes veces, siempre lo he tenido delante para fijarme en él pero es verdad que hay muchos jugadores en España en los que fijarse, y me quedaría con un poquito de cada uno», cuenta.

Mientras otros jugadores de su generación, como el alemán Alexander Zverev, ya asaltan las rondas finales de los grandes torneos, a Munar la transición le está costando. “Es complicado dar ese paso de júnior a profesional obviamente, pero al final es la trayectoria y la vida de un tenista, vas dando saltitos, vas creciendo», explica mientras salta de la categoría futures a la challenger y espera hacer alguna incursión en torneos ATP.

«Estoy encantado con lo que hago y me hace ilusión llegar, no sé si antes o después pero lo importante es estar ahí haciendo el trabajo que tengo que hacer para lograrlo. Más que una cuestión de mejorar técnica o tácticamente es ir mejorando la gestión de las emociones, los momentos importantes, encarar las situaciones difíciles, y a nivel de juego me considero agresivo, me gusta ir para adelante”, dice Jimbo, como le apodan, con los ojos como platos. Está en la Davis y seguramente no debutará aunque esté nominado para el dobles porque a España le hace falta Carreño en los tres puntos, pero le puede ayudar a crecer.

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