Novak Djokovic, criado en el modesto barrio de Banjica y en el club de tenis del Partizan, abrirá la serie frente a Albert Ramos, el hombre tranquilo que con 29 años ha alcanzado su mejor ránking ATP (24º). Se han medido dos veces, las dos en 2015, con victorias del serbio, que en Belgrado no esperaba encontrarse una España así. Sin Rafa Nadal, sin Roberto Bautista. Sin otros jugadores más curtidos en la competición como Feliciano López, David Ferrer, Fernando Verdasco, Marcel Granollers…
«Está claro que no es el mejor equipo posible de España, pero es un buen equipo. Pablo Carreño es 19º del mundo y Albert Ramos el 24º. También hay que mirar el ránking… Pero es extraño que no ver a otros jugadores. En cualquier caso, son peligrosos en todas las superficies y están en buena forma. Sobre todo Carreño, que está jugando muy agresivo como lo demuestra su semifinal en Indian Wells. Aquí se juega a cinco sets, la Copa Davis es diferente. Tenemos la ventaja de campo, pero ya sabemos cómo es esta competición. Si no juegas tu mejor tenis…», analizó el número dos del mundo.
El barcelonés Ramos, que lleva desde los nueve años al lado del técnico José María Díaz, llegó a cuartos de final en Roland Garros el año pasado, ganó Bastad y con resultados este año como la final de Sao Paulo ha asaltado la parte de arriba de la clase media. «Estoy muy contento con la convocatoria. Enseguida le dije que sí a Conchita. No lo veo como un marrón, sino como una oportunidad», responde pausado sobre las bajas. Sólo ha jugado una eliminatoria, en Canadá en 2013 (1-1).
«Contra Djokovic es muy difícil, sobre una una superficie que le favorece bastante más. Pero siempre hay un porcentaje de posibilidades de victoria y hay que intentarlo. Cuando jugué contra él (2015) estaba en su mejor momento, y ahora no parece. Pero estos grandes jugadores en cualquier momento recuperan su nivel», avisa Ramos, que sale sin nada que perder y mucho que ganar ante un tenista con una racha de 11 victorias en individuales en la Davis, pero diluido en el circuito y que no jugó en Miami por una lesión en el codo. Una oportunidad.