Hace más de dos años que nadie le hacía un rosco a Rafa Nadal. Fue Tomas Berdych en cuartos de Australia. El checo ganó 6-2, 6-0 y 7-6 (5). Esta noche lo ha logrado en Miami el alemán Kohlschreiber. Pero su 6-0 inicial no le ha dado el mismo resultado, porque después le ha pasado por encima el balear, que enrabietado ha ganado las dos siguientes mangas por 6-2 y 6-3. Dio la sensación de que Nadal se dejó ir hasta ese deshonroso marcador para guardar fuerzas cuando parecía más negro. Luego fue el de siempre: derechazos, saque seguro y buenas voleas.
Ese extraño inicio sorprendió a propios y extraños. Mucha gente escribió en Twitter algo parecido a estas frases: «He vivido para ver un 6-0 contra Nadal» o «No recuerdo cuando le hicieron un 6-0 a Nadal». Y es que no es nada habitual. De hecho, ante un jugador por debajo del top-20 no le pasaba desde el torneo de Doha en 2011, cuando lo encajó del eslovaco Lukas Lacko. Rafa entró muy frío, taciturno.
Pero no se puede enfadar a la bestia sin poder afrontar las consecuencias. Y Kohlschreiber lo sufrió en sus carnes. Al de Manacor le empezó a funcionar la máquina y se animó cada vez más con sus golpes ganadores. Ese puño cerrado acompañado de un «vamos» se empezó a ver en el Stadium de Cayo Vizcaíno. Así se llevó los dos sets con cierta facilidad, sin conceder ni una sola opción de break a su rival, cuando en ese 6-0-6 había cedido tres veces su servicio. Raro, pero a octavos y con el camino despejado.
Antes de jugar sabía ya que su rival en octavos no sería Dimitrov (13º del mundo), sino el francés Mahut. Y también que en unos hipotéticos cuartos no estaría el número cinco, Raonic. El canadiense renunció a jugar frente a Donaldson por los problemas de isquiotibiales que le atormentan.