El 80% de la población infantil desarrolla manifestaciones alérgicas

SANTO DOMINGO. No hay situación que genere más preocupación para un padre que la salud de su vástago. Así lo expresa Lidia de La Cruz, madre de Óscar Alejandro, de tres años, alérgico a más de cinco sustancias. Todo empezó cuando nació el menor. Se dio cuenta que algo no andaba bien porque el pequeño se estrujaba mucho los ojos, la nariz y las orejas al mismo tiempo.

A los cuatro meses, la madre llevó al niño al pediatra, por una tos muy fuerte que el médico atribuyó al virus de chikungunya, que había padecido cuando apenas tenía tres meses. En ese momento, le explicaron que era normal, pues había quedado sin defensas.

Al año, Lidia llevó al menor al dermatólogo porque su piel estaba muy seca y se rascaba con mucha frecuencia. En la zona en la que se rascaba su piel se tornaba negra.

A pesar de los medicamentos recetados por su pediatra, el malestar en el niño continuaba. Lo llevó a varios especialistas, desde un oftalmólogo hasta un neumólogo, sin conseguir mejoría, pues la tos y la comezón no paraban. Fue entonces cuando decidió llevarlo por motivación propia al alergista.

Luego de indicarle un estudio llamado Prest Tek, el galeno diagnosticó al niño con alergia a más de cinco sustancias y sus derivados entre las cuales estaban el polvo, ácaros del polvo, polen, miel, maíz, piña, chocolate, aerosoles, lana, baba de perro, gramas y colorantes artificiales.

Lidia relata haber sentido frustración después de recibir el diagnóstico, pues ignoraba cómo prohibirle a su pequeño comer todo lo que comúnmente consumía y sobre todo alejarlo de los perros que tanto le gustan.

“Es que casi todo lo hacen con fécula de maíz, incluyendo las leches, excepto la de cabra, pero es muy costosa y viene en presentación pequeña. Tuve que buscar otras alternativas, y en la búsqueda tardé dos semanas. Fue estresante, finalmente encontré una leche asequible”, dice.

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