El cuadro del Oriente Medio sorprendió al vencer a Surcorea en el inicio del Clásico Mundial
CARACAS.- Sorpresa. Así se puede describir la victoria (2-1) de ayer de Israel a la delegación de Corea del Sur en el inicio del Clásico Mundial de Beisbol 2017.
Pero más que sorpresa, la palabra que mejor describe el triunfo de la delegación israelí, que debuta en la justa mundialista, es el buen beisbol y el gran nivel de pitcheo que demostraron en el Gocheok Sky Dome ante la escuadra asiática.
Y es que la novena del Medio Oriente, que está dirigida por el norteamericano Jerry Weinstein, se apoyó en sus lanzadores, principalmente de su abridor, el exgrandeliga Jason Marquis, para dar cuenta ante una delegación coreana que en la edición del 2009 logró el subcampeonato.
Marquis, quien jugó 15 años en el beisbol de las Grandes Ligas, demostró su casta, aquella que una vez aprovecharon los Cardenales de San Luis, para sacar de paso a unos coreanos que no lucieron ante su afición.
El derecho no se llevó el triunfo, pero lanzó por espacio de tres entradas, donde apenas permitió dos indiscutibles.
A pesar de que Corea acechó constantemente a los brazos israelíes, la defensa jugó un papel importante, y de que manera, pues el jardinero central, Sam Fuld, aquél que vistió el uniforme de los Tigres de Aragua en las campañas 2008-2009 y 2009-2010, se lució con una gran atrapada en la parte baja del cuarto episodio para quitarle un extrabase al exgrandeliga de los Marineros de Seattle, Dae-ho Lee.
La ofensiva también respondió en la hora clave, sobre todo en la décima entrada, cuando el campocorto Dave Burcham conectó el imparable para traer la carrera de la diferencia y a la postre darle la primera victoria al cuadro de Israel.
“Ya tenemos una victoria asegurada, y eso significa mucho para nosotros. El pitcheo fue clave. Esa fue nuestra estrategia”, expresó Weinstein.
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