La deuda social del liderazgo político con las mujeres
Laura Hernandez de INTEC
La conmemoración del 8 de marzo, histórica jornada de lucha de las mujeres del mundo por la igualdad, en este 2016 coincide para las dominicanas con un período de elecciones presidenciales, congresuales y municipales. Este momento representa una oportunidad para hacer un llamado de atención al liderazgo de los partidos y movimientos que aspiran a la conducción política del país sobre la gravedad de los problemas de la desigualdad, la inequidad y la exclusión de las mujeres en el ejercicio de su ciudadanía. Vivimos en un país con muchas injusticias y desigualdades para la mayoría de la población, pero en particular para las mujeres. Estas dos situaciones se observan al contrastar las informaciones sobre crecimiento económico y desarrollo humano: pese a que el Banco Central reporta que la economía del país crece 7.3% del Producto Interno Bruto (PIB) en el 20151 , ese crecimiento no se redistribuye de manera adecuada y, por tanto, no favorece el desarrollo humano de las mayorías ni, en particular, la calidad de vida y el empoderamiento de las mujeres. Informes del Gabinete de Políticas Sociales revelan que el 65% de los hogares en situación de pobreza están encabezados por mujeres, lo que se refuerza con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2015, que señalan que “el desarrollo humano en la República Dominicana se reduce en un 44% por las desigualdades de género”2 . Las mujeres somos víctimas de inequidad social, de discriminación y de violencia estructural, lo cual afecta nuestro desarrollo y también el del país. Las informaciones y datos estadísticos de las distintas instancias del Estado revelan el sesgo de género de nuestro proceso de desarrollo al indicar, por ejemplo, que, a pesar de que las mujeres tienen más años y más nivel de escolaridad que los hombres (67% de la matrícula universitaria corresponde a mujeres), la tasa de participación económica femenina es de 44.5% frente a la masculina, de 67.9%3 . Además, se ha visto que a lo largo de nuestras vidas las mujeres llevamos la principal carga del tiempo, trabajo y dinero que conlleva el cuidado de hijos e hijas, lo que tiene implicaciones mayores si se considera que el 88% de los nacimientos son de madres solteras4 , y que las mujeres somos víctimas de maltrato emocional, afectivo y laboral con daños en la salud que en ocasiones llevan a la muerte.