El segundo gran piloto con el que trabajó Symonds fue Michael Schumacher, su preferido en todos los aspectos, con el alemán ganó dos títulos con el Benetton.
“Se vio inmediatamente lo especial que era, pero más allá de sus habilidades como piloto, había que amar a aquel chico en todos los sentidos. Desarrollamos juntos el cambio a esa era electrónica y ambos sabíamos cómo explotarla. Teníamos plena confianza el uno en el otro y además es uno de los mejores tipos con los que he trabajado”, explica en Motorsport Magazine.
“Michael era capaz de pilotar mucho más cerca del límite de estabilidad que cualquier otro en la época, esa era su fuerza. El coche sobreviraba, pero él lo llevaba y nadie más lo podía pilotar así”, destaca del Kaiser.
Y acaba con lo peor del alemán: “Michael no era perfecto, por supuesto, y algunos de los incidentes que tuvo eran reflejo de su naturaleza extremadamente competitiva y el hecho de que su primera reacción fuera más competitiva que ética, pero ninguno fue premeditado, aunque después de Jerez 97 y Mónaco en 2006…”.