Tanto está disfrutando Roger Federer de su victoria en el Abierto de Australia que decidió subir la Copa Norman Brookes hasta una nevada cima de los Alpes. «Siempre quise llevar un trofeo a lo más alto de una montaña suiza», escribió en las redes sociales. Era el 18º Grand Slam para el suizo, con 35 años, y la sonrisa sigue sin borrarse de su boca después de derrotar a Rafa Nadal en una final a cinco sets.
Federer estuvo junto a su esposa, Mirka Vavrinek, disfrutando de los Mundiales de esquí en St. Moritz, y también exhibió fotos junto la esquiadora Lindsey Vonn. Tiene previsto volver a la competición a partir del 27 de febrero en el ATP de Dubai, donde tiene una casa y realizó la pretemporada.