Arrancar las hierbas de raíz para sembrar de nuevo, eso es lo que está haciendo Zak Brown en McLaren. Llegó a la dirección ejecutiva de la formación de Woking en noviembre no solo para sustituir a Ron Dennis, sino para borrar todo lo que hizo en el pasado, para pulsar el botón de reinicio y construir el equipo ganador que fue hace años. Ha cambiado la nomenclatura del coche británico por primera vez desde 1981, se espera que el diseño lleve el naranja que tanto detestaba Ron y ahora se confirma el adiós de uno de los fichajes del anterior jefe.
Jost Capito abandona McLaren. No es una sorpresa, la prensa británica ya informó de que se estaba cociendo su marcha a mediados de diciembre, pero ahora es el propio equipo el que lo ha hecho oficial: «Lamentablemente, no hemos sido capaces de encontrar un terreno común con Jost con respecto a lo que es y será necesario hacer para que el equipo tenga éxito de nuevo. Como resultado, hemos acordado que dejará McLaren Racing y ahora considerará otras oportunidades. Le deseamos éxito en sus futuras actividades».
El directivo alemán vivió una época gloriosa en el Mundial de Rallys junto a Volkswagen y Ogier y estaba decidido a hacer lo mismo en McLaren, pero no le han dejado.»Jost llegó a McLaren después de cuatro exitosos años con Volkswagen Motorsport. Estaba motivado y decidido a hacer que el equipo volviera a ganar, con el objetivo de tener un coche capaz de conseguir títulos en los próximos años», asegura un portavoz de la escudería de Alonso en declaraciones recogidas por ‘El Corriere della Sera’ y ‘GMM’.
De esta forma, aunque llevaba un mes alejado de sus labores diarias en la compañía, el periplo oficial de Capito en McLaren no ha llegado ni a los seis meses. Desde el principio, su fichaje por los de Woking fue algo incomprendido porque sus tareas se confundían en cierta medida con las del director de carrera Eric Boullier, pero fue una elección personal de Dennis. Le presentó como «una persona impresionantemente competitiva y ambiciosa» y no ha podido demostrar nada de eso en McLaren. El rastro de Ron desaparece a cada paso.