La comisión

Por Leonardo Sanchez

El gobierno dominicano, acorralado en su propio juego de cartas marcadas, al haber propiciado una exótica licitación para construir unas plantas a carbón, cuando el mundo entero está eliminando esa tecnología contaminante, asignando esa tarea a una empresa extranjera señalada como “suertuda”, ha formado una comisión investigadora integrada solo por cimarrones donde no hay ni un solo manso. Y, cuando se quiere alcanzar un objetivo tan altruista, siempre es recomendable la integración de mansos y cimarrones como un modo efectivo de garantizar el balance en la búsqueda de la verdad. Si se quiere encontrar realmente.

Ya había suficiente información, sobre los hechos de malos dominicanos que maquinaron con una empresa extranjera para robarse una porción del patrimonio público por medio de varias componendas en torno a la construcción de obras públicas.

Pero, un dubitativo y dudoso Ministerio Público avisaba que abriría investigaciones, siendo que sabía que el caso de marras había sido investigado lavando autos en el exterior y que había hasta confesiones y condenas.

Pero el Ministerio Público actuaba dentro de una bruma espesa, un manto bituminoso que opacaba su visión y ralentizaba sus pasos modositos.

Y cuando, al fin, se decide a iniciar procedimientos judiciales preliminares, parte por las ramas y busca atenuantes, antes que incidir en el meollo de la situación, ya dilucidada en el exterior, produce entrevistas amistosas, dando plazos convenientes e, indudablemente, sospechosos de complicidades pactadas previamente.

Se percibe que, forzado por calenturas y rubores producidos por las correctas actuaciones de ministeriales en otros países, comienza a producir allanamientos amigables a los posibles justiciables, previamente advertidos, y recipientes de los plazos propicios para desaparecer evidencias, colocar otras y dejar el nido vacío para cuando llegaran los requisadores.

Entonces, como un acto de prestidigitación quirúrgica, se nombra una comisión que, paralelamente, deberá investigar el proceso de licitación y adjudicación de la obra cumbre del latrocinio de la empresa extranjera, en colaboración y extrema complicidad con funcionarios locales medularmente corruptos y beneficiarios.

“Pisa Costura era el sitio cumbre de los bohemios”, como Punta Catalina, la carbonera, es el monumento cumbre de la corrupción que, habiendo sido concebida en el epítome de la soberbia, ha dejado un rastro que cualquier sabueso, de a tres por uno, puede seguir ese rastro nauseabundo sin ser auditor forense.

Y se forma la comisión para “darle brillo a la inspiración”, aunque Eduardo Brito no sea parte de ella.  Para que se porten bien “Perez y Ramón. Amarrando bien la chiva Blanca de don José.”  Porque, “Siempre recuerdo aquellos momentos cuando gozábamos y en una linda mañana le pregunté: le dice Ramón Almánzar a Luis Pimentel la chiva blanca de don José vámosla a esconder.”

Y de eso es que se trata todo, ¡de esconder “la chiva blanca” de Punta Catalina!

Y la comisión ha sido dedicada a su verificación, exactamente por eso. Porque no hay forma que cualquier auditor pudiera dejar de advertir los tortuosos manejos que llevaron a adjudicar su construcción a una empresa extranjera sin experiencia en la construcción de ese tipo de planta

¡Y por el doble de la oferta de otra empresa con vasta experiencia en esa tecnología energética!

El entramado internacional de alto nivel involucrado en conseguir la adjudicación ha dejado un rastro de azufre imposible de esconder. Como si no fuéramos suficientemente corruptos los dominicanos, importamos la suma de todos los miedos en ese pantanoso quehacer deshonesto.

Nos visitaron ministros, y expresidentes correveidiles y portadores del engranaje perfecto para lograr victorias electorales a cambio de las adjudicaciones contractuales.

Y así, la magia carioca fue magia dominicana.

De “montro a montro” se decidió el destino de más de dos mil millones de dólares de los impuestos que pagan los dominicanos

Descubierto lo descubierto y confesado lo confesado, y con uno de los “montro” en proceso de enjuiciamiento en su país, el otro “montro”, viendo venir la cuchilla, se nombra una comisión barbera para poner su barba en previo remojo.

Porque se veía -y se ve- a sí mismo afeitado en seco. Y, los “notables” comisionados tienen como misión única y sin excepción, buscar un bajadero para que el “montro” local no sea agarrado por el pichirrí y afeitado por haber autorizado, con vehemencia incluida, que se cometiera semejante despropósito.

Porque él sabe que ‘ta cogío.

Aunque la mayoría de los “notables” se han destacado como componedores de entuertos y garantes de la estabilidad del status quo del poder, sin importar los indicios de culpabilidad del gobernante señalado por hechos inocultables.

¡Y la comisión tiene la única y solitaria misión de ocultar lo inocultable!

Son favores largamente recompensados, después, y regularmente en especie. Son salva cuellos de gobernantes que han perdido el pichirrí, aunque conservan las espuelas. Aunque hayan recibido su “golpe de bolsón” aleteando delante de la valla.

Para eso el cura, como un cometa componedor y armonizador de las desarmonías. Por eso el empresario de empresarios, que debe aportar el paño balsámico sanador ante la opinión pública. Por eso el sindicalista, también con cola cometaria. Por eso uno de los opositores investigables, con larga cola y cheque más largo.

Porque el gobierno no puede caer, aunque haya causado su propia caída por la gula de poder. Por sobrevaluar obras para reelegirse y dar parte a los piratas cariocas. Las pruebas están donde están y las confesiones también.

Porque es el gobierno que se ha atragantado con su escualo en descomposición.

Por eso la comisión. Por eso los componedores dentro de la comisión y encabezándola. Porque se entiende que la “estabilidad del estado” necesita una componenda, por haber pecado contra el estado propiciando otra componenda para quedarse en el gobierno del estado.

Porque entienden que la estabilidad de un gobierno prevaricador es lo mismo que la estabilidad del estado. Y gobierno y estado, están relacionados, pero no son lo mismo.

Por lo que la comisión se ha formado para garantizar la estabilidad del gobierno y no del estado que necesita que su gobierno sea honrado, ético y moral. Y este no lo ha sido.

Y por eso necesita una comisión salvadora que deberá poner por delante “la estabilidad del estado”, “la tranquilidad de las familias”, “la paz social”, “la seguridad jurídica” y “la inversión extranjera”.

Como una apología al pragmatismo intrínseco del único responsable de la presente situación.

¡Para salvar “la patria”!Todo lo que el gobierno ha puesto en riesgo con las componendas corruptas que no se estudiaron en los Círculos de Estudio.Incluyendo la ciega lucha sin empate posible que amenaza la unidad del partido que también es beneficiario, y no víctima, de la corrupción.