Si retrocedemos un año es fácil recordar sobre quién pusimos todas las esperanzas de tener un campeonato reñido entre dos equipos. Después de un 2015 en el que crecieron con el impulso de Vettel, Ferrari asumió el papel de postularse como el rival de Mercedes, pero no pudieron fracasar más en su intento. Ahora, antes de saber cómo les sientan los primeros kilómetros a los coches, ese rol lo ocupa Red Bull. No puede ser de otra forma tras sus buenos resultados de 2016 y el empuje que se ha dado a la aerodinámica. Y ellos también lo creen.
Confían al cien por cien en los diseños que Newey ha dibujado en su mesa de trabajo y que ya deben de ser una realidad, y también en que Renault les ayude a dar el salto que necesitan, ese 3% de margen al que quieren tener a los campeones. «Siento que estamos construyendo un impulso, hay una sensación de verdadero optimismo en el equipo si podemos empujar un poco más con el motor… Esperamos tener un buen coche para dar a nuestros chicos las herramientas con las que luchar contra Mercedes», dice Christian Horner en ‘Sky Sports’.
«2017 es una hoja de papel en blanco, nadie sabe dónde está el resto», asegura el británico, si bien, espera que repitan los éxitos del pasado: «Hemos sido muy buenos con los cambios de regulación antes, pero no puede darse nada por sentado. Esperamos hacer un progreso similar con el motor al del año pasado y si eso sucede creo que tenemos dos pilotos muy capaces de pelear con Mercedes. Son los favoritos, pero si podemos reducir esa brecha y ponerlos bajo un poco de presión sería genial para todos».
Además, Horner también se deja llevar por los cantos de sirena del nuevo reglamento: «Los coches son más físicos, rápidos, agresivos, anchos, con más fuerza aerodinámica… Las curvas de alta velocidad como la tres de Barcelona… Estos coches van a ser realmente impresionantes, van a separar a los hombres de los niños». Más palabras que alaban lo que viene. La expectación es máxima, la F1 está obligada a mejorar y Red Bull quiere colaborar a ello. Esperemos que las sirenas sean de las buenas, y no de las que tuvo que huir Ulises…