Después de 17 años sin ganar, una buena estructura pude hacer el milagro MARACAIBO.- La temporada 2016-2017 inició para las Águilas del Zulia mucho antes de la primera fecha del calendario oficial. La organización del equipo campeonato se orquestó el 19 de septiembre en el complejo Luis Roberto Machado Bohórquez, cuando el equipo saltó por primera vez al terreno en suelo marabino, con la firmeza de dar una vez más lo mejor de sí, antes de saber que tal propósito sería extendido. La llegada de Lipso Nava, para muchos, direccionó la ruta ganadora. Su experiencia en la pelota venezolana y el compromiso impuesto por la camiseta engranaron con su forma particular de llevar el juego, apostando a la modernidad numérica. “Mánager del año si gana título”, exclamó Nava al momento de celebrar el sexto campeonato en la historia del equipo rapaz, edición que curiosamente se jugó en honor a Doña Lilia Silva de Machado, presidenta honoraria y viuda de Don Luis Rodolfo Machado Bohórquez, fundador de las Águilas del Zulia.
La balanza extrañamente se inclinó hacia los rapiñas por el juego rápido que implantaron desde el primer compromiso de la serie decisiva ante los Cardenales de Lara y la combinación de bateo oportuno y solidez sobre la lomita. Luis Amaro, gerente deportivo de los rapiñas, reafirmó que dicho trofeo tiene una valía importante también por el contexto en el cual se consiguió. “Este fue un año muy duro, se nos fue mi abuela, y traer el trofeo al pueblo zuliano no tiene nombre, 17 años es un tiempo bastante largo y por fin podemos celebrar. Ahora vamos a representar a Venezuela en la Serie del Caribe y vamos a ganarla. Este equipo no ha parado desde las prácticas con Lipso (Nava). El compromiso siempre estuvo allí y fue hasta con los mismos fanáticos. Esto es una emoción enorme. Todos nuestros coaches saben cómo llevar la camiseta e impartieron eso a los muchachos, nunca se hablo de cosas negativas”, contó el directivo que logró armar un equipo competidor y terminó tercero en la ronda regular con 33 victorias y 30 derrotas, luego avanzó a enero y barrió Tigres de Aragua en la primera serie de playoffs y posteriormente llegó a la final luego de salir airosos en cinco juegos con Caribes de Anzoátegui.
CLAVES
Pitcheo letal
Tanto el cuerpo de abridores como de relevistas lograron sacar la casta en la final y demostró porque era considerado uno de los mejores en toda la temporada. En postemporada, colectivamente sumaron 2.70 de efectividad y en la final solo toleraron 14 carreras limpias, para exhibir un dominio total ante la ofensiva larense que partió con amplio favoritismo.Lively intraficable
El rendimiento del abridor de los Navegantes del Magallanes dio mucho de qué hablar en el título rapaz. Durante la final solo permitió 3 carreras limpias en catorce entradas trabajadas con nueve ponches propinados, para quedar como el único en la rotación agilucha con dos victorias de las cuatro que se combinaron para el título. Tales números le permitieron recibir algunos votos para el jugador más valioso de la final.
Velocidad en las bases
La parte alta de la alineación dio los resultados esperados. Tomar a Endy Chávez como uno de los refuerzos para la postemporada y colocarlo junto a Freddy Galvis y José Pirela en los primeros tres puestos fue clave. El corrido de bases característico del magallanero y su solvencia a la hora conectar la pelota le permitieron anotar al trío de bates 16 de las 37 carreras que capitalizó la escuadra zuliana. Bateo oportuno
Mario Lisson, Álex Romero y José Pirela se hicieron sentir en el momento apropiado, luego de una ronda semifinal de bajo promedio, los paleadores remolcaron doce carreras con par de vuelacercas decisivos en dos ocasiones diferentes. La llegada de Lisson fue vista con buenos ojos por su versatilidad a la hora de hacer swing y no defraudó a la afición, que luego de mucho tiempo de pitas y gritos coreó su nombre con fervor. Defensa sólida
El cuadro interior del conjunto zuliano no dio tregua. La perfecta ubicación de cada uno de sus jugadores permitió incluso que varias jugadas comprometidas se vieran como de rutina. Galvis, Cedeño y Castillo se combinaron para realizar hasta cinco dobleplays en la serie para darle mayor confianza a su pitcheo. En los jardines, Endy Chávez y Jordany Valdespoin también hicieron de las suyas al dominar largos batazos
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