Empate a cero

Por Leonardo Sánchez

El país dominicano, es un terreno de juego donde dos hermanos siameses practican un juego “duro y curvero”, sin espacio para la verdad que ambos tratan de ocultar en sus discursos públicos, porque ambos buscan la manera de poner al otro en evidencia dejando caer informaciones del otro por medio de interpósitas personas que compiten por el preciado galardón de La Bocina del Año que inunda el espacio radioeléctrico y televisivo, y las redes sociales.

Es un juego sucio. Como son los juegos entre compañeros que “no se jalan”. Dicen responder al mismo sector, y siendo hijos del mismo padre, aparentan defender los “intereses del grupo”, pero cada vez que pueden, como saben que al otro le “gusta el dulce de leche, por debajo de la puerta le dejan un ladrillo”.

Entre sonrisas y aplausos por las jugadas públicas, las permitidas por el cuerpo arbitral que vigila el interés común, se tiran puyas y se ríen de chistes simplones. Mientras los escuchas de ambos lados buscan la manera de sonsacar a los jugadores del lado contrario. Han pirateado a muchos a billetazo limpio.

Se reúnen, como en la mesa redonda del Rey Arturo, donde todos los caballeros son fieles al rey de hecho, y teniendo cada cual su asiento, luchan entre ellos por conseguir las mejores asignaciones en la “cruzada por el santo grial” del monarca.

Y la situación, se agudiza en cada ocasión que se produce un draft, cambiando la correlación de fuerzas entre los contendientes. Complicándose más la situación por la división de intereses dentro del mismo cuerpo arbitral colegiado.

Como si los caballeros de la mesa redonda en su reino, relegaran al rey Arturo del trono para favorecer a Lancelot su primer caballero, que por lo bajo le ha robado el corazón de Guinevere y, diciendo no desearlo, termina siendo el rey de Camelot en medio del ataque del caballero renegado, Príncipe Malagant, cuando muere el rey Arturo.

Arturo, el rey indiscutido y creador del fabuloso reino de los iguales en la mesa, termina traicionado y burlado por su caballero más fiel; aquél que, en sus inicios, se encargaba de hacer el trabajo sucio de gobernar el reino, mientras Arturo se deleitaba con las increíbles magias de Merlín y las redes de druidas y taumaturgos trashumantes, forjadores de su Excalibur en los bosques encantados de Avalon.

Aquí, ahora, es el enfrentamiento de Tucanos versus Odebrecht en el terreno de juego del país y ante la nación como espectadora. Con una parte fanática de los Tucanos, y otra fanática de Odebrecht. Ambas fanaticadas con muchas razones para tratar de ganar a sus rivales, aunque tengan que seguir jugando sucio.

Como la llegada misteriosa de El Don, Capo de tutti capi, un refuerzo inesperado.

Se estudian las debilidades de los contendientes y se tratan de exponer ante el resto de la nación, que no tiene vela en ese entierro, y que ha sido la víctima propicia de ambos equipos. Cada uno se ocupa de filtrar informaciones a los medios vendidos y comprados al mejor postor de los propagandistas de uno y otro.

Y, cuando se advierte la anotación en contra de los Odebrecht, se comienza a alegar difamaciones y campañas de desinformación, pero no se atreven a decir que las acciones provienen de los Tucanos. Y acusan indirectamente a Malagant.

Lancelot, sabe que es Arturo que dirige los ataques, pero se los quiere achacar al renegado Malagant, porque no quiere que salga a relucir su duelo de titanes con su antiguo rey y sus fuerzas globales agazapadas y en fundada espera.

El fuego, es cruzado e intenso. Y los altoparlantes de ambos equipos, buscando limpiar la imagen de cada uno, reverberan ionizando el aire de respirar con pulsos sonoros en defensa de la causa de sus parciales.

Saben bien que la lucha es fratricida. Y, buscando confundir a la nación y a ambas fanaticadas, ofuscadas en la piñata del presupuesto, buscan entre otros equipos a los responsables de las diatribas y las jugadas sucias desplegadas por ellos mismos.

Por eso ambos usan a Malagant como “cuco”, sabiendo que a él también le gusta Guinevere que, siendo disputada por ambos, al final, solo puede quedarse con uno y será aquel que haga la mejor jugada para quedarse con la doncella estrujada.

Porque no puede haber un empate a cero. Eso sería como que Guinevere termine cometiendo bigamia, teniendo relaciones con Lancelot y al mismo tiempo con Arturo. Porque es cierto que ella estuvo con los dos, pero en momentos distintos.

Entonces, el juego deberá terminar con una victoria de los Odebrecht o la improbable hazaña de que ganaran los menguados Tucanos. Y esa es la cuestión.

Y Arturo, sabe que Mordred todavía no está listo para jugar su rol. Morgana también, y por eso ambos esperan pacientes el desarrollo del sórdido juego.

Y, no puede ni va a haber un empate a cero, aunque su grey lo necesita para sobrevivir al impacto del juego que ha minado su estudiada disciplina circular.

Pero, como en el futbol soccer, deberán jugar a muerte súbita, para que gane el que mejor maneje sus recursos, aunque se rompa la mesa redonda de los caballeros.

Y la nación siga siendo exprimida por la corrupción de ambos.