Lo bueno y lo malo de la emisión de bonos soberanos

Por: Esteban Delgado

 El reciente anuncio del Gobierno sobre la emisión de US$1,200 millones en bonos soberanos es oportuno para expresar algunas reflexiones sobre este método de endeudamiento que se ha convertido en el preferido de los gobiernos en muchos países, incluido República Dominicana y de manera especial en la gestión del presidente Danilo Medina.

De hecho, para finales del año 2012 el 26.4% de la deuda del sector público no financiero era en bonos externos e internos, mientras que para finales de 2016, apenas cuatro años después, los bonos representan el 58.4% del endeudamiento del Estado. Eso sin incluir la deuda financiera, es decir, la que acumula el Banco Central.

A noviembre del año pasado la deuda pública asciende a US$26,558 millones, de los cuales US$15,510 millones son en bonos. Agréguele a eso los US$1,200 millones de bonos soberanos aprobados la semana pasada y los bonos internos que se emitieron durante el mes pasado. A diciembre de 2012 la deuda pública era US$19,463.3 millones, por lo que en cuatro años aumentó en US$7,094.7 millones.

Pero, ¿por qué el Gobierno ha convertido la emisión de bonos soberanos en su método preferido de endeudamiento? La respuesta puede relacionarse con la “facilidad” con que se obtienen los recursos prestados cuando es a través de bonos.

A continuación, algunas ventajas: Se puede colocar y obtener el monto completo de dinero que se requiere en una sola emisión, el dinero es líquido y se reciben los fondos en un plazo máximo de 30 días; el repago es más largo (generalmente entre 10 y 30 años), en términos de costos permite al Estado pagar solo los intereses y dejar acumulado para el final del plazo el pago de capital completo.

Pero no solo hay ventajas. Los bonos también tienen sus aspectos negativos o adversos y nos permitimos decir algunas de esas situaciones: Es un método de endeudamiento mucho más costoso que otros créditos, pues la tasa de interés siempre es más elevada; provoca una especie de “seguidilla” por el hecho de que el capital no se paga de inmediato; no tiene supervisión de parte de los acreedores más allá de la seguridad de que les paguen sus rendimientos, por lo que los gobiernos no se preocupan mucho por la disciplina en términos fiscales; es una deuda que se le deja a futuras gestiones que se ven obligadas a seguir emitiendo bonos para captar el capital que deben pagar a vencimiento, por lo que se convierte en una deuda “eterna”.

Otra gran desventaja de los bonos es el fruto de una de sus ventajas, ya que al ser recursos frescos que entran de inmediato en el Presupuesto, los gobiernos tienden a descuidarse con la necesidad de hacer más eficiente la recaudación interna como método ideal de captación de ingresos.

De esa forma, los gobiernos le han ido perdiendo el miedo a los déficits fiscales, pues saben que con emisiones de deuda en forma de bonos, tanto internos como externos, pueden cubrirlos sin mortificarse mucho a la hora de confirmar que recaudarán menos de lo que van a gastar.

Los bonos también motivan a los gobiernos a no reducir sus gastos cuando están en déficits, ya que basta con hacer unas cuantas emisiones adicionales y recibir el dinero que necesiten. De esa forma no modifican la estimación de gastos.

¿Cómo detener esa tendencia constante a la emisión de deuda en bonos para cubrir déficits? Mientras los gobernantes dirijan el país con el Congreso a su favor, tendrán la facilidad de que los legisladores les aprueben cuantas emisiones de bonos propongan.

Ese es el caso dominicano, especialmente de los últimos cuatro períodos gubernamentales, incluido el actual, en que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha mantenido el control del Poder Ejecutivo y también del Poder Legislativo, una mayoría congresual que le facilita seguir con la poco recomendable tendencia de optar por bonos internos y externos para endeudarse cada vez más en lugar de dar prioridad al equilibrio presupuestario mediante un aumento de sus recaudaciones y una reducción de sus gastos.
Así es. Y al ritmo que vamos, así será…