Mirjana Lucic-Baroni no ganaba un partido en Melbourne… desde hace 19 años. Ya lleva tres. La croata tiene ahora 34 es 79ª del ránking y logró entrar por vez primera en los octavos de final al derrotar a la griega Maria Sakkari, de 21, por 3-6, 6-2 y 6-3. Se medirá a la estadounidense Jennifer Brady, procedente de la previa, que derrotó a Elena Vesnina por 7-6 (4) y 6-2.
Es el premio para una jugadora que escapó del infierno. Lucic ganó dos Grand Slams como júnior y en 1999 llegó a las semifinales de Wimbledon, donde perdió con Steffi Graf. Pero luego entraría en un pozo. En una entrevista con el diario croata ‘Slobodna Dalmacija’ acusó a su padre, un exdecatleta obsesionado con que fuera número uno, de darle palizas y aterrorizarle mentalmente. Describió, incluso, cómo le pegó con un zapato en la bañera de un hotel durante más de media hora.
Lucic (ahora Mirjana Lucic-Baronic desde que contrajera matrimonio en 2010) huyó a Florida con su madre y sus cuatro hermanos, donde entró en la academia de Nick Bolletieri. Entre 2004 y 2009 desapareció del circuito, hundida. Ganadora de tres torneos en toda su carrera, ha encontrado pasada la treintena una segunda oportunidad. En 2014 llegó a los octavos del US Open y en la ronda anterior eliminó en Melbourne a Agnieszka Radwanska, tercera del mundo.
En otros partidos de la jornada, la rusa Ekaterina Makarova dio la ropresa al derrotar a la ‘maestra’ Dominika Cibulkova tras una tremenda batalla: 6-2, 6-7 (3) y 6-3, en dos horas y 54 minutos.
Serena Williams, 35 años y número dos del ranking, batió a su compatriota Nicole Gibbs por 6-1 y 6-3 en una hora y tres minutos y llegará a la segunda semana de torneo sin haber cedido ningún set en las tres primeras rondas. Se medirá en los octavos a la checa Barbora Strycova, que superó a la francesa Carolina Garcia por 6-2 y 7-5.