Por Federer no pasan los años: palizón a Tomas Berdych

Desde el puesto 17º del ránking Pete Sampras ganó su último Grand Slam, el que hacía el 14º, en el US Open 2002. Desde la misma e inusual posición de la clasificación arrancó Roger Federer el Abierto de Australia, un ránking comprometido que podía hacerle cruzarse con un top-ten en las primeras rondas. Eso ocurrió con Tomas Berdych, 10º de la tabla, y el suizo de 35 años ventiló el compromiso con aire joven, con una tremenda autoridad, con una paliza: 6-2, 6-4 y 6-4 en sólo hora y media. En octavos le espera el japonés Kei Nishikori, otro hueso duro, que liquidó a Lukas Lacko por un triple 6-4. «Estoy listo», advirtió el expreso de Basilea.

Los números dicen que Federer ganó un 95% de puntos con su primer servicio, un 58% con segundos, no concedió ni una sola bola de break y firmó 36 winners por sólo 16 errores no forzados. Brillante. Pero la estadística no refleja la sensación de superioridad que transmitió. «Tenía expectativas. En los entrenamientos sabes que puede ir bien, pero no es una prueba real. Me he sorprendido a mí mismo, ha sido increíble. Sabía que sería una durísima ronda y he respondido al desafío», radiografió a pie de pista.

Federer sufrió un duro golpe en 2016. Una operación de menisco y una mala recuperación desembocaron en seis meses parado. En su reaparición en la Copa Hopman, aunque dejó una gran sensación, perdió con Alexander Zverev, el prodigio de 19 años que será rival de Nadal mañana. Pero parece estar listo de nuevo. En versión exprés, casi perfecto, Berdych le duró un suspiro.

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