Novak Djokovic inició su camino en Melbourne, donde aspira a un séptimo título que le haría desempatar con Roy Emerson, con una victoria sobre Fernando Verdasco por 6-1, 7-6 (4) y 6-2. Liquidó al español en tres sets en un partido engañoso. Verdasco dio la impresión de estar preparado para más, pero jugó subido a un carrusel. Entró despistado y se encontró con un 0-5. Parecía que la tormenta perfecta del serbio caería sobre él.
Mas en la segunda manga, Verdasco despertó. Se consiguió dos roturas y se desembocó en la muerte súbita. En ella, el madrileño remontó un 3-0 y se colocó 4-3. Pero dejó escapar la manga y a la postre el partido. Ya estaba muy cuesta arriba.
El 40º del mundo, de 33 años, tuvo en el reciente torneo de Doha cinco bolas para tumbar a Djokovic y no las aprovechó. En Melbourne alternó grandes puntos en el segundo parcial con muchas ‘cañas’ y desajustes. Endemoniado con sus fallos por momentos, se recriminó los errores en largos parlamentos dirigidos a su box. Acabó con 51 errores no forzados. Demasiados, peleado contra si mismo. Djokovic ventiló en menos tiempo del esperado un compromiso difícil. Serio y centrado. Agresivo y sin dejarse contagiar por los vaivenes de Verdasco. Respiró tranquilo.