Un viejo conocido, Carlos Moyá, para aportar aire fresco a Rafa Nadal. La sociedad de los dos ex números uno se estrena en la madrugada del lunes al martes (05:00, Eurosport) en el Abierto de Australia contra Florian Mayer. El alemán, número 49º del mundo con 33 años y 1-1 en el cara a cara (victoria en un lejano 2011 en Shanghai), es la primera prueba para el español, que no pasa de cuartos de final en un grande desde el último que ganó: Roland Garros 2014.
Nadal, que cumplirá 31 años en junio, ha escuchado a su manera las voces que pedían un cambio de técnico. Su carrera no se entiende sin tío Toni. E introducir un cuerpo extraño en su círculo era improbable. La apuesta es su paisano Moyá, con el que le separan diez años y al que conoce desde los 12.
“Siempre ha sido una persona muy cercana a él. Y una condición sine qua non para que alguien entrara en el grupo es que fuera como de la familia. Hacer llegar el mensaje con otras palabras es bueno”, explica desde Barcelona Francis Roig. El catalán ha compartido con Toni Nadal la dirección técnica desde hace doce años. Ahora son un trío. En cada torneo, estarán dos de ellos. El objetivo, volver a competir por un Grand Slam. “Si no creyera, estaría jugando al golf o pescando”, dijo ayer Nadal en Melbourne.
En Manacor, se juntaron los tres antes de que Nadal viajara a Abu Dhabi, donde ganó a Berdych, Raonic y Goffin. Y el diagnóstico fue parecido. ¿Qué le hace falta? Responde Roig: “Un poco de tranquilidad y ser más agresivo. No especular tanto, pero sin volvernos locos. Su asignatura pendiente ha sido ir a buscar la pelota más adelante, no jugar tan atrás. Detalles. En el resto, ser más agresivo. En el servicio, apoyarse más en el primero para que no le ataquen tanto el segundo”. Las rodillas de Rafa están bien y la lesión en la muñeca izquierda ha desaparecido, por lo que, sano, ha podido trabajar todo.
“También intentamos que juegue con más ángulos. Abrir más la pista con el drive como hacía Thomas Muster. Jugar con más pista. Lo que tiene que recuperar es sentir bien dónde tira la bola, lo que ha hecho toda su carrera. Y sentir que hace pupa con el drive, que es su arma. Otra vez parece que con la derecha hace daño, y ese es el objetivo. Ahora, es mejor jugador que antaño”, relata Roig. Esos mensajes le llegan a Rafa en Melbourne por boca de Moyá. Con otras palabras.
“Siempre he visto a Rafa con ambición. Decir que ahora tiene más… En 2015 perdió el control por los nervios. A día de hoy, la sensación de que si va ganando partidos puede hacer algo grande está. Evidentemente, es muy difícil recuperar lo que ha sido antes. Pensar en que pueda mandar siempre durante dos o tres años nunca hay que descartarlo, pero somos conscientes de que es muy difícil. Lo importante es que sienta que puede ganar torneos importantes, el día que no lo sienta no seguirá”, concluye Roig. Australia es el primer paso.