Camino demanda del gobierno jugar su rol ante este grave problema social
SANTIAGO.-La Iglesia Católica de Santiago, demandó ayer de las autoridades dominicanas jugar su rol en el problema social del transporte de pasajeros de las guaguas denominadas “voladoras”, cuyo manejo temerario provoca tragedia como la ocurrida a una familia embestida en Licey al Medio, donde el padre murió, el niño y la madre están recluidos en centros de salud.
Dijo Camino en su editorial que la comunidad de Licey al Medio está consternada, tras el accidente de tránsito en donde el padre, la madre y un niño de apenas 12 días de nacido que iban en una motocicleta impactados por una voladora (Minibus) ha provocado una tristeza profunda en ese municipio.
Recordó Camino que la madre regresaba de un centro de salud de Santiago donde fue a chequearse, días después del parto, donde el padre murió, el niño y la madre están recluidos en centros de salud de Santiago.
“Los choferes de estas guaguas denominadas por el pueblo como voladoras, porque parece que van por los aires, se ven envueltos con mucha frecuencia en accidentes con saldos fatales”, asegura.
Sostuvo que con las imprudencias cometidas por estos conductores se pueden llenar varios tomos de una colección enciclopédica, porque su manejo es de forma temeraria en competencia por montar un pasajero hacen todo tipo de maniobras suicidas.
Sostuvo camino que el rebase a alta velocidad es una rutina, donde exceden la capacidad de pasajeros que permite el vehículo.
Y dijo que en muchas ocasiones “el cobrador va en la puerta como si fuera un paracaidista”, y para completar, muchas de estas guaguas están en pésimas condiciones para transitar, lo que es un peligro público.
“Creemos que es el momento de frenar tantos atropellos hacia los que tienen que utilizar este medio para llegar a sus centros de trabajo, y otros lugares”, señala Camino.
De acuerdo al editorial, llegó la hora de comenzar a aplicar correctivos para detener esta barbarie de ver a tantas personas que pierden la vida o quedan mutiladas para siempre por culpa de un transporte anacrónico que aleja cada vez más de los indicadores de progreso.
Y consideró camino que los choferes de las famosas voladoras deben comprender que no transitan por el aire, sino por la tierra, y que hay leyes y reglas que deben respetar, evitando así convertir las calles, carreteras y autopistas de nuestro país en escenarios permanentes de tragedias.