Estamos a menos de tres meses para que dé inicio el Mundial de Fórmula 1 (26 de marzo, en Australia) y una amenaza se cierne sobre Mercedes, verdaderos dominadores del campeonato. Todo se debe a una protesta de Ferrari, que en una carta remitida a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) cuestiona el sistema de suspensión utilizado no sólo por los de Brackley sino por algún otro equipo de la parrilla. Si hay sanción, supondría un duro revés para la evolución del monoplaza que Mercedes pretende alinear en el Mundial 2017.
Podríamos decir que la pelota está ahora en el tejado de la FIA y de Charlie Whiting, a quien consultó en primera instancia Ferrari. La Scuderia considera que ciertos equipos apuestan por un FRIC (sistema de suspensión delantera y trasera interconectada que ya fue prohibido en 2014 debido a que ayudaba a la aerodonámica) encubierto y que eso adultera la competición.
Si la protestas de Ferrari prospera, tanto Mercedes como Red Bull se verían obligados a rediseñar parte de sus suspensiones. Y ojo porque el 27 de febrero arrancan los test de pretemporada en el Circuit de Barcelona-Catalunya.
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