El año 2016 fue “negativo” para los trabajadores dominicanos, pues no hubo alzas salariales significativas y el poder adquisitivo se devaluó. Además, el crecimiento del país no se tradujo en mejor calidad de vida para la clase trabajadora.
Así lo afirman Gabriel del Río, secretario general de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC); Rafael -Pepe- Abreu, presidente de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS), y Jacobo Ramos, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD).
Abreu asegura que el poder de compra descendió cerca de un 32%, y deplora el interés de los empresarios de eliminar derechos laborales.
Según él, los empresarios quieren abolir las prestaciones laborales y desean aumentar las ganancias de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Ramos estima lo mismo, pues resalta que ni siquiera los empleados públicos recibieron aumentos salariales durante el 2016.
Critica que las pensiones futuras serán las mismas que las actuales, debido a “los bajos salarios y a que las tasas de reemplazo no van a alcanzar el 22%”.
Lamenta que los centros de atención primaria no hayan sido implementados.
Ramos habla de incertidumbre en cuanto al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) y otros temas. Por eso desea un diálogo para tratar del IDSS, un incremento salarial y la reforma a la Seguridad Social, para establecer un nuevo sistema de pensiones.
“Planteamos que se cree una sola ARS pública, que maneje todo el riesgo y haga la dispersión de los recursos a los prestadores de servicios de salud, como una forma de eliminar los 6 ó 7 mil millones que se ganan las ARS sin hacer absolutamente nada”, significó.
A juicio de Gabriel del Río, los salarios que reciben los trabajadores son “insuficientes e inhumanos, porque no satisfacen sus necesidades mínimas”.
Propone una ley salarial que ordene un reajuste salarial anual, según esté la inflación.
Desea que el crecimiento económico llegue a los más pobres, y aspira a un salario mínimo de 20 mil pesos para policías, militares y empleados privados.
“Los pobres siguen siendo pobres”, deplora el dirigente sindical