Navidad tras las rejas: más de 1,500 hombres que anhelan la libertad

NAJAYO, SAN CRISTÓBAL. “¡Me voy para mi casa!”, exclama un joven al salir de las oficinas administrativas de la cárcel. “Son cinco años que tengo aquí”, dice mientras camina y desaparece por un pasillo. Desde la recepción del Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Hombres se ven internos cruzar de un lado a otro con camisetas verdes y azules, y pantalones jeans largos. Están en el tiempo en que pueden estar fuera de las celdas. Uno de ellos comenta a Diario Libre que trabajó en la instalación del Nacimiento que se exhibe afuera, en la entrada de la penitenciaría. Hace 14 años que está recluido y la de ahora es otra Navidad que pasa encerrado.

Al rato se escucha un jolgorio. Son los presos que la mañan|a del 15 de diciembre cantan villancicos en un salón junto con voluntarios de la iglesia Católica Divina Providencia de Arroyo Hondo. Algunos salen de la actividad con gorros navideños, a tono con las cortinas verdes y rojas que adornan las persianas blancas de la recepción y los cojines del mobiliario con diseños de la época.

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