La familia que cena en Nochebuena por caridad

SANTO DOMINGO ESTE. Margarita Rodríguez sale desde el interior de una casucha revestida de hojas de zinc. “Pasen, pasen”, dice la mujer de canas y voz ronca. A sus 59 años camina lento. No trabaja. Está enferma de diabetes y de la presión. Su esposo también sale de la vivienda y se le une. Llama la atención la nariz reconstruida del hombre; al rato explica que se le afectó por una enfermedad y posee un implante. Además, que a sus 64 años tiene una hernia y sus problemas de salud le impiden trabajar desde hace 10 años.

En la morada no hay vestigios que delaten que es la época de Navidad; lo que hay es escasez, en especial de alimentos. En una vieja estufa se cuecen vegetales a los que en breve se les añadirá el polvillo de una sopa de sobre. Será el almuerzo, no han desayunado. La nevera está dañada. Margarita espera que pase por el barrio algún comprador de chatarras para vendérsela.

Es un domingo de diciembre; para ellos es un día cualquiera. Sentada frente a su casa, Margarita comenta que no recuerda la última vez que cocinó una cena de Nochebuena. Este año hará lo mismo que los anteriores: se quedará a esperar con su esposo, y ahora con sus dos nietas de 12 y tres años, y su hija de 32 -embarazada de siete meses-, a que como resultado de la caridad, les lleven algo de cenar para el 24 de diciembre.

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