SANTO DOMINGO. El cabo de la Armada Gabriel Jiménez Soto, miembro de la seguridad del Metro de Santo Domingo, denunció a través de un video colgado en YouTube, el abuso que se comete contra los militares de menor rango y alistados.
De acuerdo al efectivo de la seguridad del Metro, el pasado sábado estuvo “tomando” y se presentó a su estación a la 1:30 de la tarde, cuando su entrada era a las 2:00 p.m., y habló con un compañero para que lo sustituyera porque “estaba indispuesto para trabajar”, lo que no afectaría ni el servicio ni el trabajo.
El cabo Jiménez Soto agrega que tras el acuerdo con su compañero, lo llamó el supervisor y dio orden de que lo trancaran y lo “sacaran mañana (domingo)”; pero sigue relatando que ya ese día sus superiores no habían dicho nada; pese a que desde su celda hizo varias llamadas.
“Ustedes creen que es posible que a un ser humano que presta servicio a los ciudadanos del país, se le prive de su libertada como un delincuente; como si ha matado, como si ha robado, ustedes creen que es posible que en esta sociedad que vivimos, nosotros responsables de darles seguridad a ustedes, seamos los primeros que nos privan de la libertad”, dice el militar en el video.
Al parecer el joven militar contó con la ayuda de otra persona para hacer el video; porque se mueve de un lado a otro en la celda en que estaba preso y señala hacia fuera cuando dice “tengo dos hijos y no sé de ellos, como que soy una escoria humana”.
Denunció además que un soldado de la milicia apenas gana RD$5,000 de salario que “no dan para nada” y que a esto se agregue que también sea “abusado íntegra y moralmente”.
El integrante de la Armada y la seguridad del Metro enseña las condiciones de hacinamiento de la celda, donde duerme en una colcha en el piso y llamó la atención sobre las condiciones de insalubridad del baño, lo que calificó de inhumano.
El video, de cuatro minutos y 40 segundos, fue grabado el pasado domingo y se desconoce cuál ha sido la suerte del rebelde militar, que criticó no le dieran el derecho a defenderse, y agitado por quien le acompañaba, citó a un mayor de apellido Soriano como el responsable de que lo trancaran.