En Nick Kyrgios hay un proyecto de número uno para casi todo el mundo… menos para él. El ‘bad boy’ australiano, que ha acabado el año 13º del mundo y ha dejado perlas extradeportivas de todo tipo, lo dejó claro en una entrevista con The Straits Times: «Ser el número uno del mundo no es algo que me excite en absoluto. Para ser honesto, no es algo que desee ser. Ser el 13º o el 20º no supone gran diferencia. Es sólo tenis».
Kyrgios, de 21 años y ganador de tres títulos este año, protagonizó una acción bochornosa en el Masters 1.000 de Shanghai. Se dejó ganar por Misha Zverev y la ATP le multó con 25.000 dólares y una suspensión de ocho semanas que finaliza el 15 de enero y que podía reducirse en caso de acudir a un psicólogo.
«Juego al tenis porque todos necesitamos dinero»
A diferencia de otros tenistas con malas pulgas pero tremenda rabia competitiva (John McEnroe, Jimmy Connors...) el australiano respondió con desoladora sinceridad a la pregunta de «¿y por qué juega al tenis?». «Desafortunadamente, todos necesitamos dinero, ¿no?», respondió.
«Me encanta lo que hay alrededor del tenis. Me gusta el dinero y el estilo de vida. Y estoy dotado para jugar a un deporte que ofrece premios tan buenos. Viajo a muchos sitios y conozco a mucha gente. Tengo mucha suerte de hacer lo que hago. También de inspirar a otros», añadió.
Pero Kyrgios tiene claro que se cambiaría por un jugador de la NBA. «Amo el baloncesto. El sonido, el balón, la pista, el ambiente…». Ya lo confirmó cuando anunció que, en febrero, renunciará a jugar en Rotterdam para disputar el partido de famosos del All Star. Un talento en, quizá, el sitio equivocado.