Las financieras no reguladas por el sistema bancario estarían no solamente estafando a decenas de personas que quieren ver aumentadas su inversiones a la velocidad de un rayo, sino también lavando dinero procedente de la corrupción política y del narcotráfico.
Una investigación realizada por Hoy detectó que muchos afectados con las “quiebras” de esas entidades no se han querellado porque ejercen funciones públicas y no podrían justificar el patrimonio millonario no declarado que detentan.
La irregularidad conque operan estos negocios dificulta la investigación que sobre los mismos tienen que hacer las autoridades.
Financiera Propiherbun. De acuerdo con nuestra investigación, la mayoría de los inversionistas de esta empresa, que operaba a lo interno del Banco Providencial captando dinero no regulado, no se ha querellado, y sería debido a que ocupan cargos públicos.
Dicho Banco era propiedad del exjefe de las Fuerzas Armadas, mayor general retirado Iván Aquiles Hernández Oleaga; su hijo, Aquiles Hernández Bona fungía como presidente, y su hija Ivette Hernández Bona era ejecutiva también. Los tres están imputados por estafa, y se les impuso medida de coerción.
Inversia. Algo similar estaría ocurriendo con la Financiera inversia, propiedad del exdirectivo de la Cervecería Nacional Dominicana, Teodoro Hidalgo Méndez, a quien se le imputa estafar con más de RD$1,500 millones a alrededor de 300 personas.
Financiera Bergar. Con 12 sucursales en el país, captó más de RD$500 millones, gran parte de los cuales fueron distraídos de manera ilícita, afectando a cientos de clientes, en su mayoría de nacionalidad italiana. Tenía como presidente a Marcos Manuel Beltré, quien se encuentra prófugo.
Financiera Menéndez. Es otra empresa no regulada contra la cual se querelló ayer la señora Ana Iris Acosta García, a quien habrían estafado con alrededor de RD$2 millones.
Informó que tenía varios años reinvirtiendo todos sus ahorros en dicha empresa cuyo presidente, César Meléndez, falleció, y desde entonces los demás socios que son familiares, no quieren devolverle su dinero.
Dijo que el negocio estaba situado en la avenida Rómulo Betancourt y que desde que el propietario falleció, el nuevo presidente, César Molina, y los demás socios, que en total eran ocho, “desmontaron el negocio, se fueron de allí y se escondieron, pero yo los encontré”.
Agregó que a cambio le ofrecieron una yipeta marca Cayenne del año 1997, con desperfectos, la cual rechazó y decidió ir a querellarse
porque quiere su dinero.