A vueltas con la suerte. El infortunio que ha sufrido Hamilton con la mecánica de su Mercedes, el cual alcanzó el punto más trágico con la rotura de motor que le dejó sin victoria en Malasia, es el único argumento que exprime el británico para explicar su derrota ante Rosberg, al que ha superado en una victoria en el balance de la temporada (10 por 9). Pues bien, Lewis ha sido golpeado con la misma moneda, la de la suerte, por parte del padre del campeón, el también poseedor de un Mundial, el de 1982, Keke Rosberg.
Una vez acabada la carrera y recuperada la respiración tras el agónico final, el expiloto sueco fue cuestionado en el paddock de Yas Marina por el argumento de Hamilton y su mala suerte este 2016. Y así respondió, según recoge la ‘ESPN’: «Pensé que Lewis tuvo suerte dos veces, ¿así que por qué no debería tenerla una vez Nico? Si quieres ganar el campeonato de F1 no puedes tener mucha mala suerte…». En efecto, utilizó el mismo recurso que el tricampeón como explicación de sus dos últimos títulos que ganó a su hijo.
Y es que todos los pilotos sufren la mala suerte, a Keke también le tocó el mismo año en el que conquistó el Mundial. «Podría haber ganado el campeonato de 1982 en Monza, tenía que terminar en quinto lugar, pero mi ala trasera se cayó, ¿te lo puedes imaginar? Así es el deporte. O como Jenson y su rotura de suspensión. ¿Por qué pasó? Porque golpeó el piano con tanta fuerza que tuvo suerte de que el coche no se partiera en dos, y luego dijo, ‘oh, mal coche’. Es la naturaleza de los pilotos», asegura.
Keke siguió el GP de Abu Dhabi alejado de Nico para ahorrarle distracciones. Estaba en Dubai cuando le vio cruzar la meta como campeón del mundo y, al igual que él, sufrió lo indecible con la presión de Vettel y Verstappen que provocó Hamilton: «Yo diría que fue relativamente fácil hasta las últimas dos vueltas, ahí pensé que veríamos algo que no querríamos ver, pero afortunadamente no fue así. Creo que es el deporte y el campeonato más duros de siempre, hasta la misma línea de meta». Afortunadamente, no siempre todo es cuestión de suerte…