Del Potro y Delbonis espantan los fantasmas: ¡campeones!

Argentina exorcizó a sus fantasmas. Los espantó en el Arena de Zagreb con Juan Martín del Potro como héroe y un Fede Delbonis que subió al altar de su deporte. Tras cuatro finales perdidas, el país que más veces había llegado a la orilla para ahogarse, salió a flote frente a Croacia y alzó su primera Ensaladera. La que no pudieron disfrutar Vilas, Clerc, Coria, Nalbandián, Gaudio… La Davis era una asignatura pendiente. El Mundial de tenis era casi una cuestión de Estado.

Delpo, que acabó con un dedo roto por un pelotazo, mantuvo la fe que le ha hecho subir durante el año más de 1.000 puestos en el ránking ATP (tres operaciones sufrió en su muñeca derecha) y levantó dos sets a Marin Cilic. Tras cuatro horas y 53 minutos de batalla, de aguantar los saques (34 aces) y la agresividad del croata materializada en maravillosos reveses paralelos (45 winners), el líder albiceleste se deshizo ante los micrófonos. «¡I did it!», «¡Lo hice!», dijo mientras lloraba y se llevaba la mano al corazón. Había tumbado al número seis del mundo, delante de su gente y con un 2-1 en contra después del dobles, por 6-7 (4), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3. Sólo dos veces se había remontado un 2-1 en una final, Rusia en 2002 y Serbia en 2010.

«Estoy ahogado. Corrí mucho, tengo las piernas acalambradas, me quebré el dedo y lo tengo morado, pero sirvió para ganar», resumió el de Tandil. El tótem que un día cayó por las lesiones (campeón del US Open 2009) había conseguido otra vez aglutinar a su alrededor a todo un país con su medalla de plata en Río y su victoria contra Andy Murray en semifinales. Su historia merecía un buen epílogo. 

Diego Armando Maradona se desgañitaba en la grada mientras agitaba la raqueta que le había regalado Del Potro. Argentina, que se había presentado en la final tras ganar las tres eliminatorias previas fuera, estaba a punto de consumar el milagro.

Todo quedaba en manos del gigante Ivo Karlovic (2,11 m), campeón en 2005, la única vez que Croacia conquistó la Davis, y Fede Delbonis. Entonces el ‘Gordo’, un jugador zurdo que ahora es 41º del mundo y sólo contabiliza dos títulos en su palmarés (Sao Paulo 2014 y Marrakech 2016) no se arrugó mientras el veterano de Zagreb (37 años, 20º) sí encogía. Una derecha larga del croata significó el 6-3, 6-4 y 6-2.  Y llegó la explosión. Una piña sobre la pista encima de Delbonis significó el fin de una deuda. Era el día de Argentina. Era el día de Delbonis. Pero, sobre todo, fue el gran día de Del Potro. De la fe. Del corazón. Adiós, fantasmas.

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