Rey Murray: barre a Djokovic y terminará 2016 como número 1

La paliza de tres horas y 38 minutos que se había pegado el día anterior en la semifinal ante Milos Raonic, no restó ni un ápice de deseo, orgullo, fuerza y calidad a un Andy Murray que fue muy superior a Novak Djokovic en la final del Masters. El británico, enardecido por el público de Londres, barrió al serbio (6-3 y 6-4) y levantó su primer título de Maestro.

Después de vivir siete días de intensa presión, Muzza lo ha logrado: terminará 2016 como número uno del mundo. Será el 17º tenista que logra cerrar un año en lo más alto del ránking ATP desde 1973. Djokovic no lo podrá conseguir por tercer curso consecutivo, quinto en los últimos seis, pero hay que quitarse el sombrero y reconocer su temporadón: siete títulos, entre ellos Australia y Roland Garros, finalista del US Open y subcampeón de estas ATP Finals con una sola derrota, la más dolorosa. Y qué decir de Murray, 26º número uno de la historia, ocho trofeos que incluyen Wimbledon, el oro olímpico en Río y el Masters, y el mejor balance de la temporada: 78-9 con 24 victorias consecutivas. Un crack.

El duelo tenía tintes históricos, era la final soñada, la primera vez que los dos mejores del escalafón se jugaban el trono en el último partido de la temporada. No defraudó del todo, pero se echó de menos un mejor desempeño de Djokovic, que llegaba con casi cuatro horas menos de juego en sus piernas que Murray. Pero en la pista no se vio el efecto de esa diferencia, porque el escocés siempre dominó el ritmo y supo perfectamente cómo jugar. Y eso que arrancó con una doble falta, pero fue más inteligente, variando más que su rival y sin tirar solo de potencia. Al ataque, fue minando la resistencia del balcánico, que protagonizó algunos fallos increíbles e impropios de su categoría. En el octavo juego, Murray se apuntó un break y lo consolidó con su saque para llevarse el primer set.

Reacción tardía

La segunda manga empezó de la peor manera posible para un cabizbajo Djokovic, con otro break para Murray. Fueron los peores momentos de Nole, sin precisión ni chispa, ni revés ni derecha. Así las cosas, perdió otro servicio que ya le puso el duelo muy cuesta arriba (4-1). Luego recuperó uno de los dos y su mejor juego pero, como él reconocería después, «ya era un poco tarde». Aguantó con bravura y orgullo, pero Muzza, en modo Braveheart, esperaba su momento, crecido y a la vez agazapado. Un buen saque que restó fuera Djokovic le dio el triunfo quizá más importante de su carrera, por el número uno.

Fuente