Juan TH
La dictadura de partido único se afianza cada día más en la República Dominicana con el control de todos los estamentos de poder político, económico y social, incluyendo los poderes fácticos que han terminado subordinados a las decisiones del gobierno.
Congreso, Judicatura, Cámara de Cuentas, Junta Central Electoral, Tribunal Superior Electoral, entre otras instituciones públicas, carecen de sentido en tanto las decisiones importantes emanan de un órgano, de apenas 35 personas, que no las eligió nadie, llamado Comité Político, una réplica desfasada y de mal gusto del “Presídium del Soviet Supremo” del Partido Comunista de la otrora poderosa Unión Soviética Estalinista.
Es el Comité Político del PLD, controlado por el presidente Danilo Medina, al igual que el Comité Central, quien decide el funcionamiento del Estado desde los niveles más altos, hasta los más bajos.
El Comité Político, no los senadores, ni los diputados, es quien designa los miembros de la JCE, el TSE, la Cámara de Cuentas y de otras entidades. En tal virtud, hacen el ridículo quienes participan en exámenes y entrevistas para ser nombrados en esas instituciones, a menos que no esté vinculado por amistad o familiaridad con el PLD.
Los empresarios del Comité Político han logrado destruir o debilitar los partidos de oposición, envilecer y humillar la población con las migajas del presupuesto nacional que se utiliza a través de los programas sociales como el bono gas, el bono luz, etc.
De igual modo esos empresarios de la política han adquirido una buena parte de los medios de comunicación y de los periodistas convirtiéndolos en bocinas y matando su sentido crítico.
El poder del gobierno en los medios es más que evidente. Un escándalo de corrupción sustituye al otro sin que ocurra nada que no sea el olvido. Los funcionarios solo tienen que guardar silencio. Esa es su respuesta. Nadie los interrogará, nadie les hará preguntas “capciosas” o “incorrectas” al presidente de la República que se pasea como un pavo real por todas partes permitiendo solo cuestionamientos graciosos para que se luzca, y las fotos que luego se publicaran en las primeras planas de los diarios que de alguna manera él y su equipo de “expertos” en marketing dirigen, a veces sutilmente, otras no tanto.
Vivimos la dictadura del silencio y la complicidad
Los partidos de oposición, debilitados por el transfuguismo y la degradación moral, están en una situación muy desventajosa, sin dinero y sin medios de comunicación que permitan por lo menos la difusión de sus ideas.
(Un ejemplo: Durante la campaña electoral las bocinas del PLD, que son cada vez más, decían que el candidato del PRM, Luis Abinader, no tenía propuestas. Sim embargo, era quien más sugerencia y propuestas le hizo al país durante todo el proceso. Su voz fue silenciada)
En ocasiones pienso que la Oposición es como el Congreso, una caricatura, un instrumento del juego democrático perverso del Comité Político.
A veces creo que la Oposición legítima la dictadura del PLD haciéndola parecer ante la comunidad nacional e internacional como democrática, participativa, equitativa y legitima, cuando es todo lo contrario.
Una dictadura constitucionalizada y moderna como la que ha instaurado el PLD no se combate en el Congreso ni en la Justicia, donde las voces se pierden. Mucho menos a través de “notas de prensa” y “ruedas de prensa” que rara vez se publican o se resaltan en los diarios.
La Oposición, si es verdad que es oposición y no parte del tinglado mafioso y gansteril del Comité Político o “Presídium del Soviet Supremo”, debe hacer una evaluación de sí misma, de sus pasos, sus políticas, su táctica y su estrategia, pues de lo contario irá de fracaso en fracaso y los muchachos del PLD (que ya son viejos) se mantendrán en el poder hasta que la providencia lo decida.