Por Kelvin Peralta Madera
Los reclamos al Gobierno para que actúe en los casos de corrupción y contra el crecimiento de la delincuencia no son cosa de ahora, sectores de la Sociedad Civil y Partidos de la Oposición han hecho sus planteamientos develando claramente el problema y sus soluciones, sin embargo, luce una falta de voluntad política de Estado lo que atañe a la persecución de estos temas.
Representantes de la Iglesia Católica en declaraciones separadas aunque unísonas en su contenido han sido dirigidas puntualmente a la Institución de la Justicia, al Poder Judicial de nuestro país; el Arzobismo de Santo Domingo Monseñor Francisco Osoria ha hecho su crítica por los expedientes contra jueces que se han beneficiado por la compra y venta de sentencias y otros hechos lamentables de corrupción que aún siguen sin decidirse y la necesidad de que este tipo de situaciones ya no ocurran más, y por otro lado, Monseñor José Grullón Estrella, Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano y Obispo de San Juan De la Maguana se ha pronunciado y ha dicho que en el país no se aplican las leyes, ha expresado que aquí se cometen delitos, se viola la ley y que con dinero se resuelven muchos casos.
Estas declaraciones de la Iglesia católica se suman a las de otras iglesias cristianas, Evangélicos y de otras denominaciones en nuestro país y vienen a formar parte de las protestas que hace la Sociedad Civil y Partidos Políticos de Oposición frente a un Poder Judicial que requiere de rectificar su camino.
En los países del sistema Democrático donde funcionan las instituciones, es debido a la aplicación sin miramientos de la Ley. El Imperio de la Ley como se le conoce, no tiene preferidos, ni ricos ni pobres, la vara para medir a los ciudadanos es la misma, o al menos ese es el principio, pero dentro de toda la imperfección que pudieren tener los sistemas, sólo se puede vivir en paz y una comunidad puede limpiarse de los males que da la corrupción y otros demonios, es aplicando la Ley sin distinción.
Lo que resulta lamentable es que este tema se maneje en otro sentido y que como ciudadanos lleguemos en algún momento a un punto de permisividad de que nos importe poco o nada lo que suceda.
Del Gobierno no puedo decir mucho, las autoridades competentes y llamadas a dar los pasos correspondientes salvo sus excepciones se han delimitado a proceder tal y como la frase aquella de “hacerse de oídos sordos”; parece ser que las implicaciones de tomar el toro por los cuernos conllevan una carga o un costo político que nadie quiere asumir.
Los casos de corrupción se vuelven moda o tendencia ya sea en las redes sociales o Medios tradicionales y la reacción de los llamados a aplicar la ley queda al descubierto ya sea con tímidos sometimientos o tal el caso de los “Aviones Tucano” donde la empresa Brasileña Embreaer que los fabricó, recientemente ha declarado de forma pública que sobornó a funcionarios Dominicanos para la venta de dichos aviones, y ahora, con la bola en su cancha la parte judicial criolla debería actuar con investigaciones y sometimientos, al menos así dice nuestra norma.
Pero en resumen ya con las fichas puestas el tablero cada cual está llamado a cumplir su rol, algunos como deberían y otros a la inversa: La Iglesia ha hecho los reclamos en su rol social, las Leyes están establecidas para cumplirse y el Gobierno a través de sus instituciones correspondientes ¿se ha hecho de oídos sordos?