Parece que a Hamilton se le ha pegado algo de la personalidad del Joker tras pasar una noche caracterizado como él archienemigo de Batman: la temeridad. Porque hay que ser algo temerario para meterse en el territorio de un tigre y jugar con él. Los felinos que rescata la fundación mexicana Black Jaguar-White Tiger están acostumbrados a tratar con las personas, pero siempre existe el peligro de recibir un zarpazo cariñoso y tener un disgusto. Afortunadamente para Lewis, no fue el caso.
Al británico le encantan estos animales, como ya demostró en otra ocasión en la que asustaba a uno, y aprovechó su estancia en México para visitar este paraíso del tigre, jugar con uno de ellos, grabarlo y compartirlo en su ‘Instagram’. El piloto de Mercedes tuvo que reaccionar rápido varias ocasiones para evitar que el juguetón tigre le alcanzara con sus zarpas, pero siempre sin perder la sonrisa. Una delicia verle en una actitud tan divertida con una de las fieras salvajes más temidas. Seguro que se le da mejor domar a su otra bestia: el W07.