No contaron con la astucia…!!!!!

Ing.-Leo-Sanchez

El mundo no ha sido el mismo después de Bretton Woods con la formación del FMI, unido a las teorías económicas de Federico Von Hayek y el más conocido Milton Friedman, que han sustentado las tesis de la liberalización económica convertidas en políticas económicas, como la privatización, la austeridad fiscal de los países, desregulación de los controles y libre comercio entre las fronteras, para reducir el impacto de los gobiernos y mejorar el desempeño del sector privado y que ha desembocado de la crisis de 2007-2008 y la actual.

En un principio solo los “entendidos” hablaban del tema y, mientras todos nos convertíamos en dinosaurios, aquellos entendidos, en esa cosa nueva que había que entender y engancharse a ella, se iban convirtiendo en guruses.

¡Nadie podía hablar cuando hablaban ellos!

-Aquí, hubo casos casi patológicos de gurucitos en trio-

Y aquel que no comulgaba con sus postulados era descartado de los bancos, industrias, academias y de todos los campos donde el nuevo paradigma se expandía como un cáncer que iba haciendo su metástasis progresiva e ineludible.

Se comía el tejido tecnológico y social, untado de econometría “avanzada”, reingeniería y automatización de los procesos.

Los dinosaurios que no evolucionaron al tenor del nuevo evangelio, se extinguieron, aunque sus cadáveres académicos, bancarios e industriales no fueron fosilizados.

El terreno donde debió producirse la transformación de sus restos había sido carcomido por la enfermedad y no iba a producirse el milagro.

Fueron lanzados al oscuro rincón del desempleo, llenos de bochorno por no haber entendido que “el mundo” había cambiado y que ya no era suyo; y eran brutos e incapaces.

¡Los geniecitos, se habían adueñado del ambiente social y laboral!

Había que ser una “lora” deshilachando el Consenso de Washington y los supremos postulados del Foro Económico Mundial.

Dominique Strauss Kahn y Rodrigo Rato, eran los dueños del Olimpo que irradiaba los rayos de “progreso y crecimiento económico”. ¡Dioses!

Se habían sentado las bases de un “neoliberalismo” que sentía fobia por las fronteras y, de una manera cuasi feroz, imponía los nuevos tratados comerciales donde todos los procedimientos para franqueo de aduanas fueron demolidos y los aranceles mandados a las trituradoras.

Íbamos a ser libres de controles innecesarios y obsoletos.

Y también, todo lo que era estatal había que privatizarlo porque “los gobiernos son poco eficientes al frente de esas actividades económicas”. Y que solo eran buenos para regular la desregulación galopante, se postulaba.

Y los primeros privatizados fueron los Bancos Centrales.

Y después, todo se privatizó y se firmaron, a la carrera, los tratados comerciales que eliminaban “las trabas comerciales”.

Eran barreras comerciales, y el nuevo orden necesitaba puertas abiertas porque todos íbamos a ser competitivos y felices con las negociaciones “ganar-ganar” que se entretejían entre economías totalmente asimétricas.

Donde unos usaban el azúcar por terrones y otros por cucharaditas o bolsitas, sosteniendo sus diferencias en el fondo de su psique y de un café aguado.

Y nos lo creímos.

Y por llevar las emergentes teorías hacia prácticas perversas y salvajes, más allá de las necesidades de los pueblos, muchos presidentes y jefes de gobiernos fueron a dar con sus huesos a la cárcel.

Y teóricos monetaristas por ese can y pequeños banqueros también por un rato.

Mientras otros, que también privatizaron la justicia, han amasado fortunas más allá de sus más locas fantasías de la isla del tesoro.

Y han privatizado también su impunidad.

Ahora, con el narcotráfico nunca saciado pudriendo las ciudades y las familias, y el terrorismo buscando también su saciedad sangrienta reventando la vida real, los descendientes de los cazadores de dinosaurios, comienzan a ver la necesidad de volver a las fronteras y los efectos de los neo traficantes que impusieron al mundo una utopía que resbala en su propio fracaso fecal.

Porque se volvieron una mierda.

Con los bancos de “las grandes economías” siendo rescatados con los impuestos de los contribuyentes que vieron sus presupuestos estallar como pompas de jabón.

Y los expertos, no fueron capaces de llamarle depresión a la depresión que se engulló a “los grandes bancos” de las bolsas de valores, dejando huérfanas las celdas que se habían ganado sus ejecutivos atiborrados de ganancias y bonos de fantasía.

Por eso, y no por otra cosa, ha habido un “brexit”, y las calles de las mayores capitales europeas se engalanan ahora con enormes pancartas rechazando los grandes acuerdos comerciales entre los llamados “bloques” económicos regionales.

Aunque gritan desaforados por las migraciones ilegales, la verdad es que, también, es porque la gente de esos países se ha ido quedado sin “chamba” y sin techo, pasando a ser “ocupas” de las viviendas abandonadas por la caída “del ladrillo”.

Ahora, los productores no están tan de acuerdo con las multinacionales que les vendieron espejitos y cascabeles, mientras la heroína, la cocaína, y las metanfetaminas son moneda de cambio para el disfrute “social” de aquellas élites que desfalcaron los bancos.

Así, los países ricos han quedado más ricos y los pobres, agitando el sonajero que les ha quedado en lugar de las riquezas prometidas, que se hicieron humo y corrieron por las venas de los adictos.

Se quedaron más jodidos que antes de los acuerdos salvadores.

Porque los países pobres han ido quedando solo como pobres consumidores; ratas de laboratorio de los chicos listos que manejan las lavanderías de Wall Street.

Esos mismos que, más temprano que tarde, volverán con nuevas teorías a “cambiar oro por espejitos” para seguir jugando squash mientras hablan de sus novios en ropa ligera de travestis de armario cerrado.

Y en nuestras economías, aquellas campanas que iban “repicando gloria, hoy seguirán doblando a muerto”.