América Latina y el Caribe tienen 21 millones de "NiNis", según OIT

SANTO DOMINGO. En América Latina y el Caribe hay aproximadamente 108 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, de los cuales 21 millones son catalogados como “NiNis” que ni estudian, ni trabajan.

Las cifras fueron dadas a conocer ayer por José Manuel Salazar-Xirinachs, director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien aseguró que desafortunadamente América Latina no está aprovechando a sus generaciones jóvenes en todo su potencial.

Explicó que de los 108 millones de jóvenes, 37 millones sólo estudian, 35 millones trabajan, 13 millones trabajan y estudian, y 9 millones están desempleados.

“En la OIT estimamos que 27 millones de los que trabajan o trabajan y estudian lo hacen en actividades informales, eso es el 56%. Es decir, que más de uno de cada dos empleos que se están generando para los jóvenes son en el sector informal”, precisó.

Detalló que en el caso de los Ninis, unos 11 millones, el 76%, no busca empleos, y se dedica en su gran mayoría a quehaceres domésticos. Además se han identificado 5.3 millones de jóvenes que no trabajan, ni estudian, ni tampoco se dedican a los quehaceres del hogar, “éstos representan el -núcleo duro- de los jóvenes excluídos”.

“En resumen, más de uno de cada cuatro de todos los jóvenes de la región están desempleados o son NiNis, y uno de cada dos que trabajan tienen trabajo informal”, enfatizó.

A su juicio, esos datos son alarmantes, ya que hablan por sí solos de la urgente necesidad de redoblar esfuerzos para promover el empleo juvenil.

Salazar-Xirinachs manifestó que la mayoría de los jóvenes que trabajan no cuentan con niveles mínimos de protección social: “Sólo el 37% de los jóvenes cotiza al seguro de salud y 29.4% cotiza al sistema de pensiones, frente al 47.1% y 40.2% de adultos respectivamente”.

Mientras la vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño de Fernández, consideró que los jóvenes sufren grandes limitaciones en el acceso a oportunidades de trabajo, lo que les dificulta las posibilidades de los pueblos de encaminarse hacia el logro de sus metas como naciones.

“En una región joven, como la nuestra, tenemos un alto potencial para convertir nuestros jóvenes en un bono demográfico, en vez de pasivo social”, dijo.

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