Por Kelvin Peralta
Otra vez, vemos primeras planas de los periódicos hablando de fricciones o situaciones de supuesto conflicto de parte de Haití con nuestro país.
En determinados momentos existen grupos que insisten en agriar la situación entre dominicanos y haitianos, y dicho sea de paso, aunque Haití está pasando momentos difíciles, es a Dominicana que se le pegan los golpes y porrazos. Ya quisieran algunos países de primer mundo que nosotros carguemos con el 100% de la problemática de nuestros vecinos, quienes no salen de una, si no es por el azote de los dispendios, la corrupción y los desvíos de las ayudas internacionales, es por los desastres naturales que uno tras otro han sumido en la desgracia a ese pueblo.
Sin embargo, en el aspecto diplomático el Gobierno Haitiano a través de sus instituciones no contempla sanciones contra nosotros, tal es el caso del impedimento de la entrada de ciertos productos del comercio o cualquier otro aspecto que entiendan de prioridad nacional, o de defensa a esos grupos poderosos que manejan el Estado, ellos, no tienen consideraciones frente a los Dominicanos en este sentido.
El asunto es que si nuestro país ayuda, es malo y si no ayuda, también. Todo es el plan que ya todos conocemos y que su revelación no guarda apariencias.
Ahora, ciertos grupos sancionan el hecho de que tropas de soldados dominicanos protegieran un convoy que llevaba ayuda humanitaria para el vecino país ante el paso del Huracán Mathew; esta ayuda ha sido catalogada como “injerencia a la soberanía de Haití” según su máximo tribunal de justicia y han pedido la destitución de su Presidente.
El Gobierno Dominicano ha extendido su mano humanitaria, y si bien es cierto que es evidente que en el pasado reciente no ha manejado del todo bien la política migratoria frente a esa Nación, hay que reconocer que siempre el país sea cual sea el Partido de turno en el Gobierno se ha destacado por acudir a la ayuda de su vecino en los peores momentos, esto, aunque a muchos no les importe o les valga nada.
Estoy convencido que el pueblo haitiano en el fondo agradece la ayuda, pero como decía, otros intereses soplan en contra de nuestro país y lamentablemente se aprovecha cada cosa para hacernos daño.
A través del tiempo y a pesar de todo, esta parte de la isla ha demostrado sensatez, paciencia y prudencia en el manejo de las relaciones con Haití y ojalá que así se mantenga, aunque también a nivel Diplomático no estaría mal que el país tomase las medidas de rigor para actuar con la firmeza que se requiere en determinados casos, tal y como lo hacen nuestros vecinos al momento de defender sus intereses.