Por: Lic. Yenifer Gil
A pesar de los esfuerzos realizados por la sociedad civil y muchas organizaciones para lograr la asignación del 4% del PIB para educación, de las cuantiosas inversiones que se están realizando en infraestructuras, de las capacitaciones a los maestros, las tandas extendidas y los programas de mejoramiento, la realidad es que la situación que se vive en muchas escuelas y colegios de nuestro país es alarmante y preocupante.
¿A qué me refiero? A los constantes actos de violencia y delincuencia sucedidos en los planteles escolares durante los últimos años. Pareciera que uno de los lugares donde los padres estaban tranquilos al dejar a sus hijos, ya no es tan seguro, pues bandas juveniles y pandillas que nacen mayormente en los barrios aprovechan el foco de niños y adolescentes para persuadirlos a que consuman y vendan drogas dentro y fuera de las aulas.
Cada día son más los hechos vandálicos que acontecen en los centros educativos, desde actos y violaciones sexuales, hasta golpes, heridas y muertes entre compañeros. Que alumnos lleven armas blancas, de fuego, bombas lacrimógenas y otras sustancias nocivas es parte de lo que está ocurriendo en la realidad escolar. Peleas y robos también suceden con mucha frecuencia.
Las grabaciones con escenas cargadas de morbo que luego son llevadas a las redes sociales, es otro aspecto que debe mencionarse. En febrero de este año, por ejemplo, la sociedad se escandalizó al ver un video que mostraba a una joven practicándole sexo oral a uno de sus compañeros delante de los demás durante su tiempo de ocio, otro que se hizo viral fue uno en que se visualizaba a 2 jovencitas besándose.
A todo esto, agregamos, el Bullying, quizás adoptado de la cultura estadounidense, que consiste en molestar y burlarse de uno o varios compañeros en específico, esto va desde hacer chistes a costa de la persona que está siendo objeto de bullying, hasta menospreciar, golpear, amenazar, hablar mal a sus espaldas, ridiculizar, insultar por medios sociales, excluir, hasta lacerar el autoestima y deteriorar la imagen de quien está siendo víctima. Se registran muchos casos de niños que han decidido suicidarse por esta causa. El que hayan muerto niños y jóvenes en hechos consternadores de mano de otros alumnos en horario de clases, nos deja mucho que decir.
Como vemos, una de las instituciones formadora de valores, principios y conocimientos se está convirtiendo en un caos, debido al deterioro social de una gran parte de nuestra población. Ha habido avances, indiscutiblemente, pero aún quedan muchas debilidades que deben ser contrarrestadas. El nuevo Ministro de Educación, Lic. Andrés Navarro, como medida para aminorar el problema ordenará, según declaraciones, la creación de un gabinete de seguridad, que tendrá a su cargo la vigilancia en los centros escolares y sus alrededores. Entiendo que de ponerse en marcha esta medida podría tener un buen impacto.
Finalizando, es importante destacar que como todas las afecciones sociales, este es un mal que debe ser enfrentado por todos los actores (Padres, Maestros, Alumnos, Autoridades, Comunidad en General) para lograr que las escuelas sean espacios tranquilos y seguros donde se fomente la sana convivencia y por ende asegurar un aprendizaje con mayor calidad.