Kelvin Peralta Madera
Recuerdo los años noventa y específicamente el 1999 cuando junto a jóvenes muy valiosos formamos un Movimiento en apoyo a un Candidato a la Presidencia de un partido en que militaba; en esa época, no puedo olvidar como me indignaba cuando en las visitas de dicho candidato a la militancia de vez en cuando alguno que otro le decía: “dame lo mío” en una actitud individual por encima de la “causa” de una mejor política y mejor país, en esa época, inmerso en el mundo de la política comencé a presenciar uno de los males de finales del siglo pasado y que he visto como se está desarrollando con másfuerza en este y es el afianzamiento de la frase, la actitud y las consecuencias en hechos del “dame lo mío”.
Esta frase, forma de proceder o como la quiera usted llamar ha sido causante de divisiones, fragmentaciones y pleitos intestinos en los partidos políticos y en la sociedad misma, acentuándose por demás en los últimos años. En las elecciones pasadas vimos el trasiego, los cambios y las vagabunderías de algunos políticos que aumentaron la crisis imperante en las instituciones políticas, haciendo del “dame lo mío” más que una actitud individual una forma de vida para muchos, de aquí para allá y de allá para acá era parte de lo cotidiano.
Esas luchas políticas por un mejor país y una real democracia que vimos en los años sesenta, en los setenta, ochenta y algo de los noventa de las que nos hablaban nuestros padres, de las que estaban orgullosos nuestros abuelos, esas, se fueron diezmando por no decir desapareciendo y fueron desplazadas casi en su totalidad por el sentimiento mercurial, por la solución individual de los problemas económicos de los actores sociales, sin importar el área. El “dame lo mío” abarca todo y lo corrompe todo.
Esta frase ha servido de base para el proceso de descomposición y destrucción de la Oposición al sistema de Gobierno por más de una década, y hemos visto que es una herramienta fundamental para dividir los partidos políticos con tal facilidad, que bastan nombramientos, contratas y cualquier otra prebenda o excusa para reducir voluntades, para aplastar ideologías o creencias.
La oposición actual dicen muchos que no existe, sobre todo los que tienen en sus manos la campaña mediática para transmitir ese mensaje y crear la maliciosa percepción de que no hay relevo, mucho menos opciones y que todo está perdido. Lo cierto es que en un sistema democrático deben existir las diferencias y las críticas a las malas acciones de los que nos Gobiernan, la oposición es fundamental en el equilibrio democrático.
Hoy en día existe una clara lucha por destruir a la oposición, y hoy más que nunca el liderazgo opositor requiere de la fortaleza necesaria para mantenerse intacto y firme.
Soy de los que creen en que podemos tener un mejor futuro, en la alternabilidad, en el cambio, en la democracia, y estoy convencido de que como yo hay muchos más.