Julio R. Cordero
El Presidente Medina necesita salir, con mucha urgencia, a cazar los pokemones que más afectan al país: a fin de cuentas, este es su mandato y no el que le impuso desde el palacio el ex presidente Leonel Fernández.
Lo grave es que, cuando leemos el discurso de su toma de posesión, no queda claro si verdaderamente él cree todo lo que dijo o si es que todavía no se ha dado cuenta de que su administración está empujando al país hacia un abismo peligroso.
Por eso vamos a hacer uso de, al menos, un mínimo del derecho a que somos acreedores sólo por tener que pagar tanto dinero en impuestos, (siempre con la amenaza de que en poco tiempo estaremos pagando aún más, con el agravante de tan escaso retorno que no sea el de enriquecer a miles de funcionarios públicos a los que luego les engavetan los expedientes que sus propios compañeros de partido les han creado), y nos tomaremos la libertad de señalarle algunos de los pokemones que la ciudadanía espera sean cazados en estos próximos cuatro años.
El día16 de agosto de cada cuatro años, el presidente tiene que jurar cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución de la República, y el licenciado Danilo Medina debería comenzar a dar el ejemplo dejando él mismo de violarlas, como son las leyes de presupuesto, por sólo mencionar alguna. Dicho sea de paso, fue esto lo que le costó su puesto a Dilma Rousseff aunque, en nuestro caso, el Congreso, dominado por el PLD, no tiene el más mínimo deseo de reclamar el derecho de fiscalizar al Poder ejecutivo, para lo cual sus miembros fueron elegidos, además de para servir de contrapeso.
El segundo pokemon que vamos a señalarle al presidente es el de ponerle fin a la corrupción gubernamental – total, ya quedan muy pocos miembros del Comité Central que sean pobres- y a la francachela en el malgasto de los fondos públicos, lo cual ya ha sido señalado por el Foro Económico Mundial. Esta administración debe llevar a la Justicia los casos de la compra de los aviones Tucanos; la grosera mafia que imperaba en la OISOE; el caso de la Alcaldía de San Francisco de Macorís, en la que ocurrió un desfalco de más de 400 millones de pesos; las sobrevaluaciones de obras denunciadas por Alicia Ortega y Nuria Piera. Asimismo debe insistir en la extradición de los ejecutivos del Banco Peravia y, por supuesto, volver a someter el expediente del Senador Félix Bautista, para sólo enumerar algunos de los más sonados escándalos.
El tercero tiene que ver con el endeudamiento público, que ya se lleva una gran parte del presupuesto nacional sólo para el pago de intereses, así como imponer una ejecución presupuestaria priorizada en aquéllos elementos que de verdad sirvan como motores de desarrollo, creación de empleos y riqueza equilibrada.
El cuarto corresponde a parar la permisividad oficial con el narcotráfico y el lavado de dinero sucio, antes de que sea demasiado tarde y nos convirtamos en una nueva Colombia. Y el quinto, a iniciar un verdadero plan de seguridad ciudadana y no conformarse con desmentir, como se ha estado haciendo, el reclamo público frente a la inseguridad, afirmando que esta es un “asunto de percepción”.
El sexto pokemon que debe ser cazado con suma urgencia está relacionado con la falta de institucionalidad incluyendo, naturalmente, al Poder Judicial, que hasta ahora no ha sido un instrumento afectivo en la lucha contra la corrupción.
Y el séptimo con que de verdad el Pacto Eléctrico culmine con decisiones que beneficien a una mayoría, disminuyendo el subsidio y restringiendo el caos, y que comencemos a tomar medidas eficaces para resolver un problema que la mayor parte de los países ya resolvió.
Estos 7 pokemones se cazarían muy fácilmente y sin mucho esfuerzo: para lograrlo, sólo bastaría la voluntad política del Presidente de la República.