SANTO DOMINGO. Un pequeño volante tiene impresa la pregunta “¿Tendremos que recurrir a esto?”. La interrogante está al lado de una fotografía del retrovisor de un vehículo protegido por un artefacto en forma de cruz asegurado con un candado. De hecho, en la ciudad hay vehículos que los tienen colocados. Los propietarios se motivan a hacerlo con la intención de evitar que les roben los retrovisores, unos espejos necesarios para conducir.
La medida es tomada ante la permanencia de este tipo de delito, y aunque las autoridades eventualmente reportan alguna acción para enfrentarlo, los conductores no se sienten del todo protegidos.