SANTO DOMINGO. Un 4 de agosto, como hoy, pero del año 1946, la ciudad de Matanzas, en Nagua, sufrió los efectos del que se ha considerado el tsunami de más intensidad ocurrido en la República Dominicana.
El maremoto siguió a un sismo de 8.1 grados, y dejó una secuela de muertes que los estudiosos en la materia calculan entre los 500 a las 1,000 personas.
El ingeniero Antonio Cocco Quezada, en su página acqweather.com, recuerda que se trató de un poderoso tsunami con olas de más de 10 metros de altura, que alcanzaron hasta 1,500 metros de tierra adentro.
A 70 años de aquel evento, el país enfrenta una gran amenaza de que otro fenómeno similar, se repita.
Bernardo Rodríguez, coordinador del proyecto “Acciones que salvan vidas”, que procura orientar a la población sobre la mitigación ante desastres, recuerda que el tiempo promedio para que ocurra un sismo de gran magnitud es, precisamente, de 70 años, por lo que el país estaría en el límite.
También menciona, y en ello coincide con Santiago Muñoz, director del Servicio Geológico Nacional, que la isla está rodeada por las interacciones de las placas tectónicas de Norteamérica y del Caribe, que se mantienen con una gran actividad.
Pese a los riesgos, no se ha avanzado lo suficiente en preparar a la población sobre las medidas de mitigación y prevención, reconoce Muñoz, que destaca los planes de contingencia de los organismos de socorro, los que califica como avance.