No van las aguas por buen cauce en el equipo Renault. En una temporada gris en lo que a resultados se refiere, las cosas fuera de las carreras tampoco parecen mejorar.
En los últimos test de Silverstone fue el monoplaza de Jolyon Palmer el que comenzó a arder en los últimos compases del segundo día de pruebas, posteriores al GP de Gran Bretaña.
Justo después de que cayese la bandera a cuadros se produjo el incendio del coche. Según el equipo francés, todo apunta a el incidente se produjo a causa de una fuga hidráulica.
Por fortuna, el piloto inglés no sufrió ningún daño. Así explicó el suceso Fréderic Vasseur (máximo responsable de Renault en el mundo de la competición) en declaraciones a Autosport: «El coche estalló en llamas. Parece ser resultado de una fuga hidráulica; naturalmente estamos investigando qué ha ocurrido. Afortunadamente sucedió en la última vuelta del día, así que pudimos hacer cuanto habíamos previsto. No hubo ningún problema para Jolyon y el fuego se extinguió rápidamente. Aunque no hemos incendiado el mundo con nuestro tiempo, sí que hemos incendiado el coche. Sin duda no formaba parte del plan, pero por fortuna todo estuvo rápidamente bajo control. No afectó a nuestro programa, pero dio a la gente del circuito y de Enstone algo de trabajo inesperado».
Como admitió Vasseur, las pruebas se fueron un poco al traste: «Trabajamos en el coche para hacerlo más rápido, esa era nuestra principal atención. Teníamos grandes mejoras para la suspensión y también trabajamos en la aerodinámica. Un día bastante completo, muchas piezas distintas que probar. Necesitábamos que el tiempo permaneciera seco para poder hacer una comparación directa de la suspensión».