¿'Invierno nuclear' sobre el tenis en España y ATP?

Hacia 1987, y aún en la resaca de la plata olímpica de Los Ángeles (1984) el baloncesto español e internacional vivía en tal estado de ebullición y florecimiento que provocó la aparición conjunta, explosiva, de varios carruseles radiofónicos en emisoras españolas, y también revistas semanales.En las portadas de aquellas revistas podían aparecer, a discreción, los Lakers del ‘Showtime’ (Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy, rumbo al ‘doblete’ de 1987 y 1988)), los Celtics de Larry Bird y Kevin McHale (último anillo de la NBA, en 1986), los Sixers de Julius Erving (campeones en 1983), los Pistons ‘Bad Boys’ de Isiah Thomas, Rodman y Bill Laimbeer (campeones en 1989 y 90) y un Michael Jordan que empezaba a ser omnipresente, pero que no ganaría el anillo hasta 1991. El firmamento español se nutría de estrellas como Corbalán, Epi o Fernando Martín, que acababa de cerrar su aventura en la NBA. En Europa brillaban la URSS de Sabonis… y aquel Drazen ‘Mozart’ Petrovic que deslumbró con Yugoslavia y con Cibona de Zagreb, antes de integrarse para una sola temporada (1988-89) en el Real Madrid de Corbalán, Biriukov, los hermanos Martín… «Petrovic será para el baloncesto en España lo que Di Stéfano fue para el fútbol», proclamaba, orgulloso, el ya fallecido presidente madridista Ramón Mendoza Fontenla…En muy poco más de cinco años había concluído, de paso para un invierno nuclear, tajantemente, aquella ‘primavera’ del baloncesto español, europeo y NBA. Entre 1987 y 1992 iban a desaparecer de la actividad y la bambalinas nada menos que Magic, Kareem, Erving, Lakers, Pistons, Celtics, Larry Bird (cuya última competición fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona)… Fernando Martín murió en 1989, Corbalán se retiró y, por si fuera poco, en 1993 también falleció Petrovic y, de puntilla, Michael Jordan anunció una retirada que iba a durar un par de años. El hundimiento del baloncesto español dio para el ‘angolazo’ en los Juegos de Barcelona… y para el ‘chinazo’ del Mundial de Toronto, cerrado en 1994 con un horrible décimo puesto tras infame derrota inicial ante China…

Muy poco a poco (desde mediados de los 90) vino una recuperación, lenta y por etapas, determinada por el relámpago de los tres años finales de Jordan en Chicago (1995/98) y el crecimiento de nuevas generaciones en España y Europa: esto último, ya muy a finales del Siglo XX. Para entonces ya habían desaparecido varias de aquellas revistas y (por un buen número razones) aquellos efímeros carruseles radiofónicos. A partir de 2001 (bronce continental en Estambul), España empezó a contar de lleno con los ‘Juniors de Oro’… en EE UU explotaron Kobe Bryant, LeBron James y el recién retirado Duncan… y el resto es historia sabida. A una situación parecida a la que vivió aquel baloncesto de los primeros años 90 se enfrenta ahora el tenis en la ATP y en España. Sin hablar de una Garbiñe Muguruza que, para empezar pertenece al WTA Tour femenino y que ha pisado dos finales de Grand Slam en 2015 y 2016 (aunque ha perdido dos de sus tres últimos partidos…), hay toda la impresión de que una ‘sombra negra’ o ‘invierno nuclear’ se abate sobre el tenis ATP: y no solo sobre el español, de cuyos diez primeros jugadores… siete han cumplido ya 30 años. No los tienen aún Roberto Bautista (número 15 ATP, 28 años) ni Albert Ramos (número 35, 28 años) o el gijonés Pablo Carreño Busta: número 46, cumple hoy mismo 26 años. Pero Rafael Nadal Parera (número cuatro, 30 años), David Ferrer (13 y 34), Feliciano López (20, 34), Nicolás Almagro (44, 31), Marcel Granollers (45, 30), Guillermo García López (56, 33) y Fernando Verdasco (59, 32) ya no volverán a cumplir 30 años. Más allá, en el número 91, aparece Tommy Robredo que, con 34 años y por una serie de lesiones, solo ha jugado seis partidos oficiales en 2016. La última final de Grand Slam que el carismático Nadal disputó, en 2014, en Roland Garros, empieza a perderse en la lejanía. La última final de Copa Davis de esta generación que alzó tres ‘Ensaladeras’ (2008, 2009, 2011, la de 2004 aún contó con Moyá y Ferrero) fue la perdida en el O2 Arena de Praga ante los checos de Berdych y Stepanek. La mejor clasificación de los españoles en el cuadro masculino del recién finalizado Roland Garros correspondió a Albert Ramos: cuartos de final. En Wimbledon no hubo ningún tenista español en los octavos masculinos por primera vez desde 2001. Y cabe recordar que ya en 2015, en el All England, Bautista se había quedado solo en esa misma ronda de octavos… donde resultaba habitual la presencia de Ferrer, Feliciano o Verdasco, sin hablar de las cinco finales de Nadal (dos títulos) entre 2005 y 2011. El mismo Nadal que ya se aproxima decididamente a los dos meses de absoluta inactividad competitiva, tras pasar dos rondas en Roland Garros… Pero no está pasando solo con los españoles. Con todo su inmenso halo, el gran Federer está a solo semanas de cumplir 35 años. Y Djokovic cumplirá 30 antes que Nadal llegue a los 31. Pura inevitabilidad. Cabe recordar que siempre hubo uno del trío Federer-Nadal-Djokovic (el verdadero ‘Big Three’ de la ATP) en 44 de las 45 finales de Grand Slam disputadas antes de esta última de Murray y Raonic en Wimbledon. Ni cabe siquiera hacer comparaciones entre la expectación que reciben en ‘clicks’ y audiencias los duelos entre Federer, Djokovic y Nadal con los del resto de la ATP: sencillamente, les separa una sima, un mundo. Por mucho que la ATP intente vender a Dominic Thiem o Sascha Zverev como la ‘NextGen’, la Próxima Generación, aún hay un océano de expectación y carisma a salvar entre ellos y Federer, Nadal, Djokovic… Parece que en España y la ATP un invierno nuclear se abate sobre el tenis: mayormente, sobre el masculino, aunque las Williams ya doblaron la treintena hace tiempo (Serena, 34 años; Venus, 36) y Muguruza no resulte totalmente fiable de cara a un gran evento. Aquel baloncesto de los años 90 supo volver a la primavera, tras su propìa, larga, dura travesís por el desierto. Veamos qué pasa con el tenis…

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