Por Leonardo Sanchez
“Un carnívoro cuchillo// de ala dulce y homicida// sostiene un vuelo y un brillo// alrededor de mi vida.
Rayo de metal crispado // fulgentemente caído, // picotea mi costado// y hace en él un triste nido.
Tal es la mala virtud // del rayo que me rodea, // que voy a mi juventud //como la luna a mi aldea.
Sigue, pues, sigue cuchillo, // volando, hiriendo. Algún día // se pondrá el tiempo amarillo// sobre mi fotografía.
¿No cesará este rayo que me habita // el corazón de exasperadas fieras// y de fraguas coléricas y herreras // donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta terca estalactita //de cultivar sus duras cabelleras// como espadas y rígidas hogueras// hacia mi corazón que muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota:// de mí mismo tomó su procedencia // y ejercita en mí mismo sus furores.
Esta obstinada piedra de mí brota // y sobre mí dirige la insistencia // de sus lluviosos rayos destructores.” -Miguel Hernández 1934-1935
Una vez más, los haitianos quieren más plazos para seguir con sus intrigas y “las autoridades dominicanas” son incapaces de mostrar hidalguía y honor en la defensa del estado de derecho migratorio.
El rayo, no cesa de caer en el mismo lugar y tampoco se agota; porque los haitianos necesitan que se cumpla su agenda de conquista del derecho y la voluntad de los dominicanos.
No cesan en ese empeño ancestral.
Su país, de manera consistente, se ha negado a entregarles documentos que les permitan a los “regularizados” acogerse al plan que fue impuesto por la voluntad del poder omnímodo que todo lo controla.
El mismo poder, que quiere repartir e imponer lecciones de tolerancia, mientras su propia tierra se ahoga en su propia intolerancia asesinándose en las calles por asuntos raciales.
Y vienen aquí, pretendiendo dar lecciones y soluciones a problemas que están en su cultura y modo de vida.
Y aquí, un gobierno pelele con funcionarios cobardes, doblega su derecho y la soberanía de la nación que mal dirige y planea volver a dar más prorrogas a la intransigencia de los haitianos por quedarse ilegalmente “legalizados” en un territorio que habían violado, entrando ilegalmente al mismo.
Pero el rayo no cesa, aunque todos los plazos se han vencido.
La “regularización”, un proceso ilegal, impuesto como se impone un gobierno, un partido y “su congreso, y ahora anuncian que estudian ampliar el plazo fatal una vez más, a sabiendas de que los tienen obligados a dar ese otro plazo.
Una vez. Y otra vez. Y otra vez, hasta que los haitianos dominen esta nación que no les pertenece.
Y cuando se termine este plazo de otro año, como el plan es mantener la situación latente, se “pedirá” otro plazo que se estudiara y se otorgará porque el rayo no cesa.
Y, mientras el rayo ataca sin misericordia el derecho y el orgullo de la nación que habita la tierra prometida, los ataques, como el rayo tampoco cesan.
¿Por qué tiene que otorgarse otro plazo si ya se ha llegado aquí habiéndose vencido otros plazos?
¿Qué no se quiere entender?
La respuesta, está unida a las mismas causas que han impedido la deportación de todos los extranjeros ilegales que no fueron inscritos y que carecen de los los carnets provisionales.
Porque ni el Presidente Medina ni sus funcionarios se han atrevido a realizar las deportaciones que les manda la ley de migración a la luz también de la constitución.
El presidente de la República dominicana no tiene el valor de ordenar su país haciendo cumplir las leyes. Incluyendo las migratorias.
Y, eso solamente, debería ser motivo de un juicio político, además de haber emitido una ley, que distorsiona la Sentencia 168, y que es inconstitucional.
Y no le avergüenza haber mentido y seguirlo haciendo, solo porque teme que el poder de poderes lo saque de alguna Dilma del poder.
Solo por demagogia y cobardía en proporciones bíblicas.
Porque, mientras masacran sin clemencia a su propio pueblo con todos los males que no son capaces de combatir y resolver, se lucran en el proceso que es su única y real motivación; porque a eso no le temen.
Porque tampoco cesa el rayo interno de la corrupción, que no cesa ni se agota.
Esa obstinada piedra que no se tira para atrás ni se tira para adelante porque tiene un hoyo demasiado grande para caer.
Esa terca estalactita clavada en el corazón de la nación que no recibe tregua, entregada a los extranjeros y podrida por los propios corruptos.
Sigue, entonces cuchillo cortando los hilos de la patria.
Mientras te robas los recursos para alimentar tus fortunas, los magros servicios los rindes a los extranjeros que no han trabajado para tener derecho a recibirlos.
Sigue cuchillo asesinando el futuro.
Porque eres el rayo cobarde, el cuchillo que no cesa.
La guadaña que está matando la patria de febrero avergonzado.
Tal es tu mala virtud que me robas y me matas de enfermedades y abandono.
“Rayo de metal crispado” que atracas el presupuesto y lo vas asesinando con grandes sueldos, y beneficios de lujo para antiguos pedigüeños ahítos de sus fortunas.
Angurria de riferitos baratos endiosados en sus tronos.
Porque rayo, también eres tonto además de cobarde porque estás ensuciando el arroyo donde pretendes seguir bebiendo de sus aguas y otorgando más plazos a la mugre contaminante del abrevadero.
Pero un día, rayo, esos corderos que asesina tu cuchillo incesante, un día podrían convertirse en leones que no les importes tú ni tampoco tus tutores.
Porque “no hay plazo que no se cumpla” ni rayo que no se apague.